El presente y el futuro de la Semana de la Guitarra de Petrer (Festival Internacional de Guitarra José Tomás Villa de Petrer) están en un puño, como les hemos contado, y en un año en el que podía descorchar otro hito en su trayectoria: acoger la presentación en Europa de la película «Mangoré, por amor al arte», una coproducción de casi un millón y medio de dolares entre Paraguay, Brasil y Argentina. «El acto sería una gala, estamos trabajando la idea, pero la intención, además de la presencia del reparto, del director y del productor, es traer la guitarra de Barrios y la de Andrés Segovia de Ramírez. Lo cierto es que no puedo avanzar más, vamos a contactar con la embajada de Paraguay, pero de confirmarse lo planeado será increíble», relata el director del festival, Pepe Payá, que mantiene la esperanza y el trabajo para que la decimoctava edición del evento llegue a buen puerto.

Cuatro años de trabajo, localización en una decena de países europeos y americanos y una extraordinaria concentración de talento han resultado en esta «historia apasionante y conmovedora de un elegido, de un bohemio, de un inalcanzable», como rezan los materiales promocionales del film. Es el relato de la vida del guitarrista paraguayo Barrios Mangoré, un hombre extraordinario y un músico maravilloso, una auténtica leyenda de las seis cuerdas y uno de las personalidades artísticas más importantes de la historia latinoamericana.

Una reunión de talentos:

La sinopsis de este biopic reza así:

«Este relato sobre la vida de Barrios Mangoré, en coherencia con el personaje, abunda en poesía y no respeta un orden cronológico ni espacial, abarca desde su infancia hasta sus últimos días, viajando por los territorios de América Latina y el Caribe en las primeras décadas del siglo XX. Pero sobre todo es un viaje al fondo del alma de un personaje bohemio y aventurero, de quien se ha construido una verdadera leyenda, pretexto para intentar descifrar uno de los misterios de la vida: el de la creación…»

«Este músico maravilloso arranca desde las entrañas de su tierra y de su talento, una de las obras universales más importantes que latinoamericano alguno haya legado. Un artista, que sin claudicar ni hacer concesiones y fiel a sus orígenes y sus raíces, muere en su ley, famoso y pobre, viviendo de su arte por el que recibe aplausos, caridad y mecenazgo, pero que es la metáfora de un destino y una naturaleza humana superior, capaz de ir hasta las últimas consecuencias por sus ideales y convicciones más profundas».

«En Mangoré, se cumple cabalmente la expresión de vivir «por amor al arte». El arte como manifestación superior de la belleza, del bien, y de la utopia por alcanzar la perfección, lejos de todo condicionamiento o satisfacción material. En el mejor de los sentidos, Mangoré es un romántico y representa el ideal del personaje platónico y quijotesco, absolutamente contemporáneo, justamente por eso, al contradecir el mundo materialista y falto de ideales románticos superiores en que vivimos, frente al cual personajes como estos se convierten en paradigmas. Más que un genial músico o un gran artista, Barrios Mangoré es un maestro espiritual, un iluminado, un elegido…»

«En esta película, el conflicto dramático y que da movimiento al misterio de la creación es la fantasía del enfrentamiento entre Barrios y Mangoré, entre el hombre y el héroe, entre el cotidiano y el mito, entre lo real y el imaginario, entre el ciudadano y el artista, y en que estirar hasta el paroxismo, la conciencia del auténtico ser… o no serlo…»

«Aunque vemos sus amigos, también mujeres y amantes, y una guitarra convertida en principal y fiel compañera, son tres personajes principales y un alter ego los coprotagonistas de esta vida adulta de Agustín Barrios; su hermano Francisco Martín, protector, poeta y manager; Gloria Silva, mulata brasilera, bailarina, se une a Barrios para consagrarse a su talento, comparte el éxito y las penurias; una conflictiva relación con su más grande contemporáneo y quien infructuosamente intentó desconocerlo, el concertista español Andrés Segovia…»

«Y finalmente, su alter ego, lo mejor y lo peor de sí mismo, en un personaje sueño-pescadilla que habita en el mismo Barrios, pero que es capaz de salirse de él, rompiendo barreras y fronteras, convenciones y limites, personaje sin tregua ni respiro a vaivenes y extravíos existenciales. Mangoré…»