El miércoles 23 de Octubre de 2013, fecha enmarcada dentro de una de movilización educativa estatal con la huelga educativa del día siguiente como principal evento, las organizaciones Vinalopó Antifeixista, Front Estudiantil de les Comarques del Sud y Ateneo Libertario Valle del Vinalopó decidieron “ocupar” por una noche la biblioteca Poeta Enrique Amat (más concretamente una de sus salas de estudio) de la localidad. La idea de la treintena de estudiantes que participaron era pasar la noche en el espacio, reivindicando al consistorio una ampliación del horario de espacios públicos culturales y educativos así como una sala de estudio abierta las 24 horas en el valle. Finalmente, y después de haberse desplazado al lugar varias unidades policiales, los bomberos, los medios de comunicación y varios concejales locales, los estudiantes se retiraron pasadas las once de la noche tras establecerse una fecha de reunión con el concejal de Cultura, José Miguel Payá, para tratar sus demandas. El encuentro tendrá lugar este viernes en el mismo recinto donde está la biblioteca.
Los estudiantes, que ya difundieron un vídeo para desmentir críticas que los acusaban de haber impedido la salida a los dos funcionarios de la sala, han remitido hoy a los medios de comunicación un amplio comunicado donde dan su versión de los hechos. En él, que podrán leer a continuación, acusan al concejal de tener «desde un principio la intención de sacarnos de allí como fuese, sin llegar a escucharnos (…) Hubo repetidos intentos de que saliésemos de allí mediante advertencias que no buscaban más que amedrentar con multas» . Según los estudiantes, fue solo cuando las fuerzas policiales advirtieron «que no sería tan fácil» desalojarlos, las autoridades cambiaron de actitud y les propusieron una solución dialogada y sin sanciones económicas, tal y como finalmente sucedió.
Su relato de los hechos es el siguiente:
«Como ya se había planificado semanas antes, parte de la gente que “ocuparía” la biblioteca iría entrando “por goteo” hasta las 20.30. Así pues, alrededor de esa hora ya había más de 20 personas en el interior de la sala de estudio de adultos y otras tantas en el parque de “El Campet”. Cabe decir, que para que también se animasen a participar en la acción gente ajena a las organizaciones y para tener un punto de encuentro previo a la acción, se convocó una asamblea de estudiantes para ese mismo día a las 16.30 en el mismo parque.
Pasadas las 20.30 entró parte de la gente que permanecía fuera, que tuvieron que esperar un poco para que llegasen los medio de comunicación, a los cuales se les convocó sin darles apenas detalles de la “ocupación”.
Sobre las 20.30, entra el grupo restante dando a conocer, a los dos bibliotecarios y a las no más de 10 personas que desconocían el encierro y permanecían allí, la acción. Se les hace entrega del manifiesto y se hace especial hincapié en señalar que nosotros no estamos en contra de los compañeros que trabajan allí, sino todo lo contrario. Por lo que al igual que al resto se les da la opción de quedarse en el encierro junto con nosotros o irse (para lo que habilitamos la salida de emergencia).
Los bibliotecarios deciden no ocupar la biblioteca. Sin embargo, están atentos a todo lo que ocurre y nos informan de que debían comunicárselo a las autoridades, y así lo hacen.
Es en ese momento en el cual se procede a la fase del encierro en el cual un grupo de gente se encierra haciendo uso de cadenas bloqueando dos de las tres puertas de la sala, porque la tercera (que da a una pequeña habitación que a su vez da a la entrada principal de la biblioteca) al no estar prevista tuvo que ser bloqueada con las mochilas. Fuera del recinto, había otro grupo que se encargó de hablar con los medios, vecinos y de comunicar lo que sucedía a las de dentro.
A los pocos minutos llegó la policía local, y para su asombro, estábamos bien encerrados y no nos podían echar fácilmente, que era su intención (aquí se reflejó la necesidad de 2 cadenas para las puertas). En muy poco tiempo comenzaron a venir policías nacionales hasta el punto de que solo en la entrada, sin contar con las que había fuera, eran alrededor de 20 junto con el concejal de cultura y el de personal y administración junto con otras autoridades. Hay que señalar que vemos esta medida desproporcionada, ya que desde un principio dimos a entender (incluso a los primeros agentes que vinieron), que se trataba de una acción no violenta, y así fue.
Sobre las 21.30, hablando con la policía a través de una puerta de cristal y con José Miguel Payá Poveda (concejal de Cultura) nos proponen salir pacíficamente. Sin embargo, después de tratar nuestra decisión en una asamblea dentro de la biblioteca, les damos a entender que no saldríamos de allí.
Desde un principio la intención era sacarnos de allí como fuese, sin llegar a escucharnos, y fue por eso por lo que llamaron a los bomberos para cortar las cadenas. A los que tenemos que agradecerles que se negaran a cortarlas solidarizándose con nuestra reivindicación.
Fue cuando vieron que no podían entrar y que nuestra intención era quedarnos allí hasta la mañana siguiente cuando atendieron “a una fase de negociación” o de escuchar nuestras propuestas (aquí siempre hay al menos un par de compañeros manteniendo largas conversaciones con las autoridades).
En todo momento estábamos en contacto con la gente que estaba en el exterior y pudimos saber lo que acontecía. Además, en la fase de negociación fue clave el papel de respaldo y consejo que nos ofrecieron los abogados que voluntariamente ofrecieron su colaboración y a quienes tenemos que agradecerles su participación. Y tras repetidos intentos de que saliésemos de allí mediante advertencias que no buscaban más que amedrentar con “multas”. No “dimos el brazo a torcer” y les mostramos que no teníamos miedo. Mediante otra asamblea se decidió que seguíamos con nuestra intención de seguir encerrados hasta las 07.00 y en la asamblea se planteó que si se llegaba a haber cualquier tipo de multa debíamos de ir todos a una, con poco que perder, sin descartar la idea de seguir con acciones como ésta.
Fue entonces cuando en un cambio de actitud nos dijeron que si salíamos en aquel momento no habría consecuencias económicas y que además mostraron la intención de abordar el tema en una reunión junto con nosotros. Es entonces, cuando nos detuvimos a pensar hasta comprender que esta era la última fase del diálogo, a partir de ese momento lo más probable es que sí hubiese habido multas y una dura represión de haber mantenido el encierro hasta la mañana siguiente. La declaración de que no hubiese multas, después de que fuese reiterada varias veces verbalmente, fue demandada por parte nuestra de forma escrita y, a pesar de que no exprese de manera explícita que no haya que haber sanciones, nos lo garantizamos y nosotros nos encargamos de que ese acuerdo quedase registrado.
De este modo, hicimos una última asamblea que suponía un punto de inflexión dependiendo de nuestra decisión. Teníamos que decidir si nos íbamos o nos quedábamos. En estos instantes, los ánimos condicionados en todo momento por la intención de que nos fuésemos de allí cuanto antes para evitar una mayor repercusión por parte de las autoridades, estaban un poco tensos o diferenciados. Sin embargo, mediante una asamblea ayudó a que entendiésemos que estábamos todos a una. Por lo que después de expresar nuestras opiniones decidimos que a pesar de que no mantuvimos el encierro hasta el final, habíamos conseguido bajo nuestro punto de vista mucho más de lo que habíamos logrado hasta entonces. No obstante, también se expresaron opiniones de seguir con el encierro hasta las 07.00 como se tenía previsto. Aún así toda la gente que estábamos allí entendimos aquello como un éxito. Y así nos lo hizo saber el más de medio centenar de personas que nos esperaba fuera entre aplausos y consignas. No sin antes, haber hablado con el concejal para tratar acerca de nuestra reivindicación y haber llegado a citarnos en una reunión (dicha reunión tendrá lugar el día 15/11/2013, en la misma recinto donde está la biblioteca). Por lo que dimos la ocupación por finalizada sobre las 23.15.
Ya en su día. Cuando yo estudiaba se constituyó una asociación de estudiantes. Gracias a esta asociación pudimos pactar con una compañía de autobuses los viajes a la universidad y el ayuntamiento nos ofreció una sala que estaba en los bajos del edificio donde se encuentra el depósito municipal de vehículos. Esta sala estaba completamente a disposición de los miembros de la asociación durante cualquier hora del día. Simplemente íbamos a la policía, entregábamos nuestro DNI y nos daban la llave (fuera de noche o de día). Me parece una solución bastante aceptable para este problema.