Polonia 29 – 28 España
España ha enlazado en el Mundial de Catar cinco competiciones consecutivas en las que alcanza las semifinales, ha competido ante todos los rivales y ha cumplido, al fin y al cabo, con el objetivo a priori señalado por el propio equipo: luchar por las medallas. Es una lectura positiva de este campeonato, pero claro, a ver quién en el equipo español la hace hoy, tras perder, tras una prórroga que jamás debió haber llegado, el partido por la medalla de bronce. «Hace poco supimos (en el Europeo) lo que era ganar el último partido. Perderlo es durísimo», ha resumido el seleccionador Cadenas sobre el sentir del vestuario.
Es cruel echar el telón así, enlazando dos derrotas de distinto signo: en la primera, en las semifinales ante Francia, la selección quiso y no pudo, siempre a remolque del marcador y del juego, cerca pero lejos. Y en esta «final de consolación» ante Polonia ha faltado intensidad y ánimo, acaso el pecado mortal de la actitud, con un inicio titubeante (6-2 en desventaja a los diez minutos) y un final fundido, sin ideas ni garra, dejándose recuperar un 18-22 a nueve minutos del 60. Cuando Polonia milagrosamente forzó la prórroga en la última jugada, parecía claro que se llevaba el partido, porque el combinado nacional llevaba ya mucho tiempo con plomo en las piernas, «Estaba fatigado», confesaba Cañellas poco después a los periodistas,
Sí, quizá haya faltado algo de fuelle y claridad en ataque, y ello se señale en los análisis. «No hemos estado finos a la hora de definir», explicaba Víctor Tomás. La defensa española ha sido hoy tan consistente como siempre, y en este sentido, nuestro vecino Gedeón Guardiola se va del Mundial con buenas estadísticas y mejores sensaciones, siendo de los jugadores que más balones ha blocado. Pero eso, claro, no es ningún consuelo hoy…