Petrer 18 – 24 Almoradí
Cuando se encaja un parcial de 8-1 en contra en menos de diez minutos, 9 de cada 10 partidos en la categoría, donde la igualdad es la máxima, ya están sentenciados. “Lo llevábamos bien preparado, sabíamos cómo defendían y qué teníamos que hacer”, explica Quique Maestre, “y no sé qué ha pasado; supongo que una vez por temporada sale un partido en que todo se tuerce, y ha sido este».
El inicio, decimos, fue catastrófico: el Bm. Petrer perdía balones en ataque, quizá rechazado por la defensa quizá por el portero, y el balón volaba a manos del conjunto rival, que montaba el contraataque sin prácticamente oposición. Cuando el equipo se entonó ya sumaba una desventaja de siete goles, que trataron de ir recortando todo el partido. Poco a poco lo hicieron, y a mediados del segundo tiempo llegaron a ponerse a tres goles de distancia y posesión. Sin embargo, entonces el esfuerzo mental y físico pasó factura, y tras encadenar otra serie de errores, el Maristas puso tierra por medio de nuevo, hasta llegar a un final de partido con todo decidido.
Lo bueno es que el equipo ha encajado la derrota con el mejor espíritu competitivo, «y los entrenamientos de esta semana están siendo muy intensos, lo que demuestra que los jugadores están ansiosos por jugar otro partido y quitarse esta espina». Una semana en la que, por cierto, el Bm. Petrer descansa, por lo que se ha aprovechado para jugar la segunda parte del partido, suspendido por lluvia, contra el Almoradí (11-9 en contra), programado para este viernes a las ocho y media en la localidad de la Vega Baja. «En este envite no tenemos posibilidad de error: hay que salir a tope», anuncia Maestre.