Es lo que tienen los deportes minoritarios. Bruno Macías Matutano, cinco veces campeón de España de escalada en bloque, la última vez hace apenas unos días, nos atiende en una cafetería de la localidad en el más absoluto anonimato, y va a tener que hacer encajes de bolillos en su trabajo para poder estar presente en la competición mundial que este verano se celebra en China. Nos comenta, incluso, cómo, buscando un enganche, algo que justifique la presencia de una noticia suya, es “eldense” cuando lo entrevista un medio de la vecina ciudad, “petrerense” si lo hace uno de aquí o “valenciano” o “alicantino” si un periódico autonómico o nacional le dedica un breve en la sección de deportes (en realidad, nació en Castellón, y vive en Elda desde hace cinco años, aunque trabaja en Petrer y está próximo a mudarse al casco antiguo del municipio).
Así, con toda la normalidad del mundo, Bruno va desgranando los diferentes aspectos de la escalada en bloque y la dureza de practicar a alto nivel una modalidad deportiva con poco tirón mediático. Aunque pueden imaginarle como un infante activo e inquieto aficionado a subir árboles, farolas y cualquier cosa que se le pusiese en medio, lo cierto es que su primera experiencia con la escalada que hoy practica la tuvo a los once años, en 1992, acompañado por su padre. Al poco, decidió probar a competir; casualmente se estrenó en Petrer, en las verticales paredes del ya clásico enclave de La Foradá. A partir de ahí, un carrusel continuado de competiciones cada vez más exigentes que le han llevado por toda España y toda Europa (Francia, Austria, Inglaterra, Rusia…) y que sólo tuvo un parón hace unos años cuando una lesión de rodilla le apartó un temporada del rocódromo.
Dice sentirse en su “mejor momento”. Prueba de ello es el octavo puesto que consiguió en el Campeonato Europeo del año pasado, celebrado en París, y la final perfecta que realizó la semana pasada en Moll de Fusta (Barcelona), donde se celebró el campeonato nacional. “Lo cierto es que la cosa estuvo muy apretada, pues la competición estuvo caracterizada por unos bloques fáciles en los que no había margen de error”, explica, “y fallar en un intento te podía dejar fuera. Cometí un error en las eliminatorias, que se celebran por la mañana, y a punto estuve de no clasificarme para la final, que reúne por la tarde a los nueve mejores”. En la final, haciendo gala de una gran fortaleza mental y física, se sobrepuso y consiguió hacer cinco bloques en cinco intentos, un resultado inmejorable que le valió el campeonato.