El médico jubilado y artífice de la residencia para mayores de La Molineta, Antonio Payá, recibió el pasado viernes un sentido y sincero homenaje del personal y residentes del centro. Tras la dimisión de la presidencia de la entidad, ha sido nombrado Presidente Honorífico a Perpetuidad de esta querida institución dedicada al cuidado de las personas mayores.
Al principal artífice de la puesta en marcha del centro geriátrico ubicado en Petrer -pero que da servicio a toda la comarca-, nunca le han gustado los homenajes ni los reconocimientos públicos. Por eso lo de la tarde del día 4 de abril fue una especie de acto sorpresa que se había llevado en secreto por parte de todos los implicados. Fue un encuentro sencillo pero profundo. Una especie de agradecimiento colectivo de las personas más cercanas y de muchos vecinos de ambas poblaciones vinculados al centro.
En el amplio zaguán del centro, punto de encuentro entre los propios residentes y los familiares y amigos que les visitan, se improvisó el escenario donde actuó el grupo local Los Marchosos. Previamente se proyectaron imágenes de diversas actividades llevadas a cabo en La Molineta a lo largo de la última década y también de los años anteriores a la apertura del establecimiento geriátrico.
La residencia lleva su firma
La Residencia La Molineta lleva su firma y su idiosincrasia que le diferencian sustancialmente de otros establecimientos destinados al cuidado de las personas mayores. Él quería –y lo consiguió- una residencia para mayores cercana y, sobre todo, humana, donde los que allí vivieran lo hicieran lo más parecido posible a sus hogares.
Para levantar el futuro edificio hacían falta unos terrenos y Antonio Payá poseía alrededor de 5.000 metros cuadrados en la zona (entonces) rural de La Molineta con el objetivo de construir tres chalets para sus tres hijas. Sin embargo, donó desinteresadamente ese solar para que allí pudiera levantarse el edificio.
A lo largo de estos años la vida de la Molineta ha estado plagada de actividades y proyectos importantes. El más relevante de todos, el nuevo edificio destinado a los enfermos de Alzheimer. Un empeño también de Antonio Payá. Una edificación de 3.700 m2 sobre un solar de propiedad municipal de 5.000 m2.
Después de 26 años de ilusión y trabajo Payá, a punto de cumplir los 97 años, ha renunciado a las labores directivas. No obstante, sigue con la misma vitalidad y entusiasmo pero el principal obstáculo es que ya no puede conducir y por tanto su movilidad a la hora de los desplazamientos es bastante limitada. Así y todo, durante la asamblea de socios celebrada recientemente puso de nuevo de manifiesto su entusiasmo, sus ganas de trabajar y su rebeldía. Aunque ahora lo hará a la sombra.
Antonio Payá siempre ha huido de los reconocimientos públicos y de actos protocolarios si estos iban destinados a él. Su contestación fue rotunda y contundente cuando se le insinuó una especie de homenaje por parte de personas e instituciones locales, incluido el Ayuntamiento. El principal hacedor de La Molineta siempre ha huido de placas y pergaminos de reconocimiento a su labor. Lo que sí que le gustó fue ese “album” fotográfico de su actividad en La Molineta que le regalaron en el “homenaje secreto”. Imágenes con los “suyos”. Con los destinatarios de tantos esfuerzos y tantas ilusiones. A Antonio Payá, hombre pragmático donde los haya, se le saltaron las lágrimas en varias ocasiones.
Merecidisssima…..una persona extremamente sensacional en todos los aspectos…….gracias por haber formado parte de familia pues siempre junto a mi abuelo, fueron mis idolos.
Un ejemplo a seguir…
Antonio Maestre Paya
Me uno al homenaje, mas que merecido, que se le tributó a Don Antoñito, y que no es el primero. Recuerdo uno, promovido por diferentes asociciones locales, al que se sumó todo el pueblo, en el Teatro Cervantes.
En el reportaje publicado por El Carrer la pasada semana, supongo que elaborado por Héctor Navarro Guillén, dice en uno de sus ladillos: La Residencia La Molineta lleva su firma y su idiosincrasia. Lleva su sello. Su «marca»».
Yo añadiría que mas allá de la denominación honorífica de presidente a perpetuidad,la residencia debería llevar su nombre. Creo que aquí es muchísimo mas justo que en otras instalaciones públicas.
Y ya que ahora está en plena vigencia en nuestro municipio, podría ser un buen momento para hacerlo.
Saludos.