Como cada año por estas fechas, se puso en marcha el taller de fallas para no perder una tradición tan propia y arraigada. El pasado 26 de diciembre tuvo lugar en el Casal de la Juventud el primer taller y al día siguiente se realizó el segundo en Las Cerámicas, con tres horas de duración cada día.
El primer día acudieron alrededor de 50 niños y niñas, y sus mayores, para aprender a hacer las fallas y «fue muy bien, se nota que tanto los pequeños como los mayores ya saben hacerlas, por haber ido a los talleres de otros años», según cuenta el monitor del taller, Daniel Oliver. El segundo taller tuvo incluso más presencia, con unas 70 personas, aunque muchos de ellos repitieron y fueron para ayudar a los demás. Todos ellos, con el esparto (seco y verde) recogido en Camara y Ferrusa ya transformado en falla, iluminarán a sus majestades el próximo domingo, tal y como reza la leyenda.
Una tradición histórica
La tradición de rodar la falla data de hace muchos siglos atrás, cuando en la localidad la luz todavía no había llegado y el esparto se amontonaba en las calles de Petrer. Entonces, según cuenta la leyenda, la gente mayor construía las fallas a los niños con ese esparto para que las hicieran rodar prendidas con fuego, alumbrando así el camino a los tres Reyes Magos de Oriente en la noche en la que hacían su anual aparición. Una tradición que han ido recogiendo distintas generaciones de petrerenses y de la que se podrá disfrutar un año más el próximo 5 de enero de la mano de los más pequeños de la localidad.