Por la Asociación Levantina de Defensa Ambiental (ALDEA) y de la Plataforma El Cabezo Libre de Petróleo de Pinoso.
Es noticia de portada en estos días la existencia de una intensa actividad sísmica –los terremotos se cuentan ya por centenares – en la zona marina frente al delta del Ebro, actividad ésta producida de forma artificial por causa de la inyección submarina de ciertas cantidades de gas, aprovechando las cavidades generadas por una antigua y abandonada explotación de petróleo frente a las costas de Castellón y Tarragona.
La empresa privada responsable del proyecto industrial en cuestión, denominado “Castor” es en última instancia ACS (cuyo archiconocido presidente es el Sr. Florentino Pérez), y el máximo responsable, D. Recaredo del Potro Gómez.
Técnicamente consiste en la inyección de gas proveniente de barcos metaneros en el subsuelo marino a elevada presión. Llegado el caso, recuperar ese gas para su uso, bombeándolo de vuelta a la planta marina y enviándolo mediante gasoducto a otra inmensa planta terrestre, a su vez interconectada con el resto del sistema de distribución.
Para el comienzo de la inyección de gas que posteriormente pueda ser recuperado cuando se requiera, es condición sine qua non introducir una cantidad de gas, llamado colchón, que se encarga de mantener las condiciones del antiguo yacimiento para poder albergar posteriormente ese otro gas operativo. Por tanto, este primer gas ya inyectado, ha estado desplazando al agua que, en buena lógica, entró al antiguo yacimiento petrolífero a la vez que el mismo estaba siendo vaciado de petróleo, allá por los años 70 y 80. Posiblemente, pues, la presión ejercida por el gas se ha estado trasladando al agua y a su vez a la roca, causando de modo diferido esa gran cantidad de seísmos, llegando a tener una magnitud mayor de cuatro en la escala Richter varios de ellos.
Cómo es posible que esto suceda?
A tenor de lo ocurrido, o los permisos otorgados por las distintas administraciones a estas actividades no garantizan en absoluto la seguridad, o bien no se han cumplido esos requisitos por parte de la empresa, pero es evidente que alguien ha fallado. Y lo que parece ser –con todas las reservas- es que han ocurrido de alguna manera ambas.
Las administraciones, a veces, son hipersensibles a los encantos de determinados macroproyectos y aceleran o facilitan según diversos criterios su puesta en marcha, y otras veces no lo hacen, como parece ser el caso de las pertenecientes a Cataluña. A estas alturas ya no es un secreto que el proyecto se movió un poquito hacia al sur al comprobar que las autoridades catalanas tenían criterios más estrictos a la hora de autorizar el proyecto. La Comunidad Valenciana se convirtió en el paraíso perfecto, por tanto, como plan B.
Así, también parece que es posible otorgar desde el Ministerio correspondiente una Declaración de Impacto Ambiental positiva a un proyecto industrial que mete un producto a presión bajo el suelo en una falla activa sin que medie un estudio serio del lugar en el que se va a realizar, y sin unos cálculos fidedignos del impacto sísmico que esto generará.
Veamos en este caso: los responsables se jactan de haber tenido una extensísima supervisión y control por los que les han sido otorgados hasta 42 permisos, trámites y demás papeleos burocráticos, y sin embargo a la primera ocasión que se presenta y se empiezan a usar las instalaciones, sorpresivamente aparecen unos fenómenos que, si bien se dice habían contemplado que se producirían, para nada estaban previstos con la intensidad y frecuencia con que se han manifestado. Y eso que las instalaciones sólo están empezando su andadura, es decir, hasta ahora en el subsuelo marino ha entrado muy poco gas y a una presión muy baja. Sin embargo, no es necesario ya a estas alturas ser geólogo ni ingeniero de minas para advertir que no depara nada bueno el hecho de que esa estructura geológica se comporte desde un principio de esta forma tan violenta, por lo que no sería descartable una mayor actividad sísmica de reanudarse el funcionamiento de la planta. Obvio…
La empresa declara que todo está bien y la falla de Amposta no se ha movido, pero que existe alguna que otra falla colateral solapada más pequeña, que pudiese ser la causante de los seísmos. Se ve que no se apercibieron en su día de ello, claro, al no haberlo estudiado. Lo cierto es que el Ministerio ordenó la detención de la actividad y la Guardia Civil tuvo que constatarlo posteriormente a raíz de la investigación penal ordenada por la Fiscalía de Castellón.
Pero los avatares técnico-administativos y las repercusiones del culebrón Castor se ven aderezados además con algunos otros ingredientes que, por colaterales, no son para nada desdeñables.
El posible reconocimiento de graves deficiencias en el planeamiento de las instalaciones-ubicación, características técnicas- o funcionamiento en general del proyecto, podría ocasionar, porqué no, su inutilidad. Lo cual a su vez, desembocaría en un problema económico colosal, del que alguien deberá responsabilizarse y responder, o de lo contrario, ya sabemos quién va a pagar…los de siempre.
Desconocemos además la influencia que sobre el asunto podría tener la extraña fórmula de financiación del proyecto, mediante emisión de bonos, ahora con una calificación crediticia pesimista por parte de las agencias de rating.
Y hasta aquí los modestos análisis y opinión de la situación en el Golfo de Valencia.
CASTOR, PARTE 2.
Debe también ser conocido por todos, que este mismo perro con distinto collar (la empresa instrumental llamada Invexta Recursos, S.L., igualmente filial de ACS, y encabezada por D. Recaredo del Potro) tiene actualmente vigente un permiso de investigación de hidrocarburos centrado en la zona de Pinoso, en el interior de Alicante. Respecto de dicho permiso, existe un proyecto que pretende reutilizar las cavidades subterráneas abandonadas que fueron creadas por la extracción de sal en la montaña denominada Cabezo de la Sal, ubicada solamente a 1 km. de la citada población de Pinoso, y destinarlas así a almacenar inicialmente 12 millones de barriles de petróleo u otros hidrocarburos.
Los paralelismos son evidentes, con los siguientes agravantes:
– En este caso, el hidrocarburo se encontraría a una muy corta distancia del núcleo urbano más cercano.
– Al contrario que la ubicación marina frente a Vinaròs, la zona de Pinoso y el trayecto del necesario oleoducto hasta la costa mediterránea, se ubican en la zona de mayor riesgo sísmico de todo el territorio español, con lo que las posibilidades de graves consecuencias aumentan.
Ambos proyectos, el ya realizado -en el que constatamos deficiencias-, y el aún no ejecutado, son proyectos faraónicos que emanan de la cultura del pelotazo de una empresa constructora que lleva a cabo instalaciones privadas que sin embargo a la postre terminamos pagando entre todos, mediante la necesaria connivencia previa con los políticos de turno. Suponen unas instalaciones mal planificadas e innecesarias hoy en día, basadas en un modelo energético sin futuro y que deberíamos pensar en comenzar a cambiar, con unos costes reconocidos exorbitados y unos riesgos inherentes difíciles de justificar y soportar.
Uno de ellos ya está terminado y dando problemas antes siquiera de arrancar…pero el otro aún estamos a tiempo de evitarlo. No sería muy inteligente que permitiéramos una réplica del “Terremoto-Castor” unos 300 km al sur, en tierras alicantinas y murcianas. Para ello, tanto los cuidadanos, cargos políticos, funcionarios y empresarios implicados real o potencialmente debemos hacer un examen de conciencia para ver qué somos capaces de mejorar de nuestra actitud e implicación en este tipo de problemas, de cara a que estos fenómenos no se nos vengan repitiendo. De lo contrario, esos 1.700 millones de euros que dicen cuesta Castor, habrán sido en vano, y estaremos condenados a repetir nuestra historia. Y a pagarla, también.
Los ciudadanos de este país nos hemos vuelto gandules –quizá siempre lo fuimos, puede ser- y hemos aprendido muy bien a delegar la política a los políticos, que han visto campo abierto y ningún control…y así nos va. No deberíamos recuperar cierta parcela en la esfera política y empoderarnos en ese sentido? Porque bien que nos gusta quejarnos, ahora que las cosas van mal, pero hemos de admitir también algo de culpa respecto de la existencia de los políticos que nos gobiernan. Mostrar con hechos nuestra opinión sobre lo que se hace con la gestión pública en nuestro entorno, puede ser un buen comienzo.
Los funcionarios que se ocupan de la supervisión, control, gestión, de determinado procedimiento técnico o administrativo ven pasar ante sus ojos, muchas veces, auténticos disparates. Apelamos a la valentía y buena profesionalidad de todos ellos para que los informes que manejen sean rigurosos y no se vean condicionados por nada externo al proceso.
Los políticos loco-regionales que se dejan convencer de las bondades de determinados proyectos “que van a crear mucho empleo y prosperidad”-por no especular con la existencia o no de sobres, bajomangas, chanchullos y demás folklore ibérico de despacho, tan de moda últimamente- deben también ver cómo una y otra vez se repiten los esquemas de tantas otras infraestructuras: no traen ni empleo, ni dinero, y sí los riesgos y problemas propios de la industria que se implanta en el lugar en cuestión. Sus vecinos se encargarán de recordárselo ahora y en las próximas elecciones, así que espabilen.
Con respecto a la alta política y gran empresa (reconocemos nuestra limitación a la hora de separar una de la otra, pedimos perdón por ello), simplemente decir que piensen que en sus manos está el desperdicio o no de cantidades ingentes de dinero que nos vendrían muy bien tener para lo más inmediato y urgente, en estos días de escasez material en que nos ha tocado vivir a la mayoría. Pero vidas humanas es lo que, sobre todo, puede estar en juego, y esto no está de más recordárselo, máxime cuando jugamos a ser Dios alterando gravemente la naturaleza, la cual –a la vista está- nos pone en nuestro sitio enseguida. Mejor no tentar a la suerte…
Desde aquí, al sur del mismo País Valencià, nuestro apoyo y solidaridad hacia las poblaciones cercanas de Vinaròs, Alcanar… en definitiva a todos los que han sentido el miedo por la inquietante incertidumbre sísmica relacionada con el desafortunado proyecto Castor, y también a la labor de la Plataforma en Defensa de les Terres del Sénia.
Las consecuencias de la plataforma Castor en España.
La energía liberada por el momento en los seísmos inducidos desde la plataforma petrolífera Castor equivale a más del cuarenta por ciento de la energía que liberó la bomba atómica de Hiroshima.
Para este estudio solo han sido contabilizado los 136 seismos publicados por el Instituto Geográfico Español que han superado los 1,5 grados en la escala de Richter entre los días del veinticuatro de septiembre al nueve de octubre.
La escala de Richter utilizada para medir los seísmos es logarítmica, por lo que un seísmo de seis grados no es proporcional a uno de cinco grados, si no, a treinta y dos veces más aproximadamente.
Las consecuencias de la catástrofe solo se han empezado a percibir.
Agustín Alcaraz.
Observador Geográfico.
Asdemet.alcaraz@gmail.com
A D. Agustin Alcaraz
«Las consecuencias de la catástrofe solo se han empezado a percibir», por favor quisiera que nos explicara un poco más este tema, porque la verdad es que nadie lo ha explicado.