Después de haber expuesto todos los métodos de observación directa de la fauna y varios de los métodos indirectos en capítulos anteriores, en este continuamos con estos últimos abordando las marcas dentarias y otros signos de la presencia de animales, como restos de comida, sonidos y canto o presencia de plumas o parte del pelaje. Dejamos, pues, para el próximo y último capítulo, el tema del fototrampeo y las estaciones de pelo, técnicas de observación indirecta que acompañaremos con dos extensas galerías fotográficas sobre la vida nocturna de animales de la localidad, con la presencia de la gineta, el zorro o la garduña.
Marcas dentarias: En ciertas ocasiones es posible encontrar el esqueleto o el cráneo de carnívoros grandes (o bien en la entrada a las madrigueras o en el arcén de las carreteras) mientras que los animales de menor tamaño (garduñas, ratas, topillos) se pueden encontrar en las egagrópilas de las rapaces. Los cráneos darán un dato preciso y concreto del animal encontrado mediante el estudio de los dientes. La característica más importante utilizada en la identificación de los mamíferos es la dentición (nombre colectivo de los dientes en ambas mitades de la mandíbula superior e inferior). La subdivisión de las especies está basada, en gran medida, en diferencias en la dentición.
Los carnívoros se caracterizan por el tamaño de los caninos, los cuales forman los colmillos, pero sobre todo por un par de piezas dentarias a cada lado de la mandíbula, el último premolar superior y el primer molar inferior, que forman las muelas carniceras, cortantes y con cúspides anómalas, que utilizan para cortar la carne.
La manera de identificar a que especie pertenecen se realiza con el estudio de las fórmulas dentarias, que se expresan en función de los incisivos (i), caninos (c), premolares (pm) y molares (m). Así la fórmula dentaria se expresa con el número de dientes en cada hemimandíbula superior e inferior:
Mandíbula superior nº i, nº c, nº pm, nº m
Mandíbula inferior nº i, nº c, nº pm, nº m
O bien
i/i, c/c, pm/pm, m/m
Siendo en los diferentes géneros como sigue:
Otros signos característicos: Existen en la naturaleza, además de los indicios anteriores, un gran número de pistas que permiten reconocer la existencia o el paso de animales por su zona de campeo. Así, por ejemplo, entre las zarzas o en alambres de espino es posible descubrir mechones de pelo dejados al pasar por esa zona que pueden ayudar a identificar al animal al que pertenecen.
En los troncos de los árboles es posible encontrar, aproximadamente a medio metro del suelo, las marcas dejadas por las uñas de gatos o de tejones que utilizan para afilar y sanear sus garras, dejándolas preparadas para salir de caza. Estas marcas constan de pequeños cortes verticales en la madera, de arriba a bajo. Además de afilarse las uñas, restriegan el cuerpo en árboles, rocas, etc., dejando sus inconfundibles pelos en el lugar.
La disposición de las marcas de dientes encontradas en las cortezas o los brotes de las plantas nos informan del animal que se lo ha estado comiendo: si es vertical corresponde a los cérvidos, si aparecen en diagonal a los bóvidos. En cuanto al tipo de corte tenemos que saber que los ungulados solo tienen dientes en la mandíbula inferior por lo que las ramas aparecen medio cortadas y medio arrancadas. Los lagomorfos o los roedores las cortan limpiamente. La altura y posibles rastros pueden dar pistas acerca del autor
En la época de celo se puede escuchar el ladrido del zorro, que recuerda a un grito, a gran distancia por la noche o a las ginetas que emiten un sonido similar a un graznido intenso.
Con un buen oído entrenado es posible distinguir una gran cantidad de cantos de aves que, pese a no ser siempre visibles y quedar escondidas por la vegetación, nos permitirán descubrirlas en nuestros paseos gracias a sus cantos distintivos. La creación de un Juego-CD llamado “Descubre las aves por su canto” de la SEO/Birdlife puede sernos de gran utilidad. Con la práctica podemos ser capaces de reconocer, distinguir y aprender los diferentes cantos de 123 aves así como sus diferentes sonidos de contacto, territoriales, de alerta, de celo, etc.
Por otro lado, las crías de los carnívoros, cuando están desarrollando la dentadura, muerden a veces objetos cubiertos de goma o alambre fuerte, pudiendo dejar las marcas de sus muelas carniceras.
Los carnívoros tienen diferentes maneras de atacar y devorar a sus presas. El encontrar los despojos de sus comidas puede aportar algún indicio del tipo de depredador que ha hecho acto de presencia. Así por ejemplo, el zorro común degüella, a menudo, al pájaro que mata, dejando tras de sí la cabeza. Cuando disfruta de un exceso de comida puede excavar un hoyo en el que enterrará los despojos para cuando sienta la necesidad. El enterramiento es bastante grotesco y dejan bastantes partes de la comida fuera de la tierra.
Las comadrejas matan a sus presas de un mordisco cerca de la base del cráneo. En las ratas es el cerebro y los ojos lo preferido, en las aves la pechuga es lo primero que consume y en los huevos hace una incisiones con los colmillos por donde accede a su contenido. A veces satisface su apetito con la sangre de la víctima cuyo cuerpo no llega a devorar. Los tejones, cuando se alimentan de presas mayores, las desgarran y desmenuzan. El gato montes no devora la presa en el lugar de su captura sino que la lleva a otro lugar, por lo que se puede detectar este camino jalonado de plumas o pelos de la presa.
No es difícil encontrar en medio de la senda el cuerpo inerte de las musarañas. Únicamente a las lechuzas parece no importarles el desagradable sabor a almizcle que tienen, no siendo apetecible al resto de animales que matan al roedor para darse cuenta después de su gustillo, dejándolo en la cuneta.
En el caso de encontrarnos con un montón de plumas por el suelo las grandes rémiges y rectrices del ave nos informan del causante de su desplume. Si observamos que están seccionadas por la base del raquis habrán sido los carnívoros con sus afilados molares, (los cánidos efectúan esta operación limpiamente, necesitando en cambio los mustélidos morder repetidamente en el cálamo para separarlo, por lo que dejan señales de sus dientes en el mismo). Si las plumas han sido arrancadas de manera limpia, sacando el cañón de la piel entero, el desplume habrá sido cuestión de una rapaz, al estirar con su pico de las plumas del ave muerta.
Evidentemente, las plumas son claros indicios de que tipo de aves circundan por los alrededores, pudiendo realizarse una colección de plumas que nos ayudarán a una posterior identificación de los individuos. De igual manera ocurre con los nidos de las aves; una colección de los nidos vacios y el posterior estudio de su dueño, nos facilitarán la labor de reconocer a las aves que lo han creado en posteriores descubrimientos por el monte.
No se pierdan el próximo capítulo, donde mostraremos animales de la vida nocturna del entorno conseguidos mediante fototrampeo.