Como ya anunciamos,y a raíz de las últimas actividades emprendidas, como el anillamiento científico de aves, desde la asociación hemos entablado amistad con los compañeros del activo grupo ecologista Xoriguer, de Villajoyosa, que nos envían este interesantísimo documento sobre las cajas-nido. Una auténtica enciclopedia del tema, con toda la información necesaria para conocer su uso, origen y variedades, y que nos va a permitir realizar nuestros propios hogares para las aves. Escrito durante la experiencia vivida en un VOLCAM 2007, las líneas que siguen están consideradas por los especialistas como un clásico para introducirse en el tema. Hoy, el primer capítulo.
1. Por qué hacen falta las cajas nido
Pueden ser varios los motivos para construir una caja nido, la primera y principal es ayudar a los animales. Hay muchos animales que utilizan, para criar o guarecerse, los agujeros que hay en los árboles.
Estos agujeros aparecen en los gruesos y viejos troncos de algunas especies de árboles como carrascas, olivos, algarrobos o chopos, que son cada vez más escasos en nuestro entorno.
Desgraciadamente, las especies de árboles más frecuentes -como los pinos, los naranjos, los limoneros y otros frutales- no tienen agujeros donde puedan criar las aves. De forma que algunos animales que antaño eran abundantes ahora son raros.
¿Cómo podríamos ayudar a recuperar las poblaciones de estos animales?
La solución es sencilla: proporcionarles troncos con “agujeros artificiales”, es decir, colocar cajas-nido.
El segundo motivo más frecuente está directamente relacionado con la educación ambiental. Colocar una caja nido en un jardín o en el alféizar de la ventana es acercar un poquito la naturaleza a casa.
Un niño que observe criar a una pareja de carboneros o de gorriones en una caja que ha construido él, siempre respetará la naturaleza, e incluso su abuelo, quizás edu¬cado en otra cultura más predadora, también aprenderá a respetar la naturaleza o la fauna al ver el interés de su nieto.
Si te hemos convencido con estas líneas, sigue leyendo estas páginas y te enseñaremos a hacerlo. Si no lo hemos hecho, no tires este manual, regálaselo a alguien que conozcas o guárdalo por si cambias de idea. De esta forma, el tiempo que hemos invertido en prepararlo los voluntarios de este VOLCAM 2007, junto con el interés demostrado por la Caja de Ahorros del Mediterráneo al apoyar a nuestra asociación: Grup Ecologista Xoriguer, no se habrá malgastado.
Nuestra meta: un manual, una caja-nido construida.
2. Animales que utilizan las cajas-nido.
En nuestra región se conocen unas 40 especies de aves y 12 de mamíferos que pueden utilizar cajas-nido para criar o descansar.
Las aves que más frecuentemente las utilizan son los carboneros comunes, los herrerillos capuchinos, los chochines, los gorriones comunes y molineros, las lavanderas, los estorninos, los mochuelos, los autillos, los cernícalos y los cárabos, aunque ocasionalmente se puedan encontrar otras especies.
Entre los mamíferos, la mayoría de las especies de murciélagos pueden utilizarlas. Son éstos los más interesantes por su efecto beneficioso para el hombre, al alimentarse de insectos que en ocasiones pueden constituir plagas y se encuentran más amenazados. Si bien, los mamíferos que más a menudo encontramos en las cajas nido son los lirones caretos. Pese a que normalmente no se les pone la caja para ellos, aprovechan cualquier pequeño error en la colocación para utilizarlas.
3. Materiales para su construcción
La imaginación del hombre y su buen sentido práctico por reciclar ha proporcionado un amplio repertorio de tipos distintos de cajas-nido. Neumáticos, botes metálicos o de plástico, diversos tipos de maderas, naturales o no, e incluso botijos especialmente diseñados, se han utilizado para construir cajas-nido. No todos ellos son adecuados para construir una caja-nido, ya que éstas deben ser bue¬nas aislantes de la temperatura, la humedad y los predadores.
Los materiales más adecuados son la madera, el llamado cemento de serrín y el barro cocido. Si bien, el más sencillo de trabajar es la madera, mientras que los otros dos requieren para su fabricación herramientas especiales y personal que sepa utilizarlas.
Las cajas-nido fabricadas con cemento de serrín las comercializan diversas empresas y son muy adecuadas por su resistencia y el alto grado de aislamiento tanto térmico como hídrico. Son un buen regalo para un niño, y lo agradecerán él y las aves que lo utilicen como su hogar. Si no tenemos mucho tiempo, es otra posibilidad.
Como suponemos que sí vas a tener tiempo, nos centraremos en el uso de la madera como material principal para la construcción de las cajas-nido, porque es fácil de trabajar y de conseguir.
La elección del tipo de madera es muy importante. La madera para las cajas-nido debe ser resistente al agua, por tanto, no se pueden utilizar tableros de aglomerado ni los llamados de MDF o DM, por mucho que nos digan que son hidrófugos. Las mejores maderas serán las de pino, chopo o álamo que aguantan durante mucho tiempo la lluvia y el sol. El tablero marino también es una excelente elección. Si tienes posibilidad de conseguirlos, la madera de los palés que se usan en el transporte de materiales también son una buena opción, aunque no son aptos para la construcción de refugios para murciélagos.
El grosor de la madera debe ser de 15 ó 20 mm.
Nunca lijéis la madera, a los pajarillos les gusta sin lijar porque así se pueden agarrar mejor.
Utiliza clavos o tirafondos galvanizados para realizar las uniones entre tablas, salvo la puerta, que debe poder ser móvil. Una bisagra, un simple trozo de cuero, un trozo de la cámara pinchada de la rueda de tu bici o dos clavos laterales a modo de bisagra servirá para unir la puerta por un lado; mientras que un par de cáncamos y un trozo de alambre nos servirá a modo de pestillo. Además, veremos algunos modelos en los que no es necesario el empleo de bisagras.
Compra los clavos o tirafondos de unos 4 cm de longitud al menos. Para realizar la abertura de entrada en los modelos en que es un pequeño círculo, podemos recortarlo de varias formas. Si consigues una corona o broca de campana, o incluso una broca plana para el taladro de la dimensión adecuada, te quedará un agujero perfecto.
Si no tienes, no te preocupes. Marca con un lápiz la circunferencia que será el orificio de entrada a la caja. Sobre la circunferencia realiza una perforación a la madera, con la broca de mayor grosor que tengas. Aprovecha ese agujero para terminar el redondel con una sierra de calar eléctrica o, si no tienes, una de arco de marquetería. No te preocupes si el agujero no queda perfecto, los pajarillos solo necesitan entrar y salir a través de el.
La caja-nido aguantará mucho más si le aplicamos un antimoho. Éste debe aplicarse sólo en el exterior. Un barniz de los llamados de poro abierto o aceite de linaza puede alargar la vida de la caja nido considerablemente. Esta protección puede intentar darse cada 2 ó 3 años. Los barnices, aunque algo más caros, ya incorporan un antimoho. En ocasiones se ha utilizado el aceite de coche usado para proteger la madera con éxito. Si vas a construir una caja nido para murciélagos, olvídate de utilizar estos productos. A lo sumo, un poco de aceite de linaza, que tendrás que dejar secar muy bien antes de colocar la caja-nido. La mayoría de los murciélagos son muy sensibles a olores de este tipo.
Para fijar una pequeña caja-nido al árbol es conveniente utilizar alambre de unos 5 mm de diámetro. Para doblar el alambre es mejor que nos ayudemos de unas mordazas y unos buenos alicates y que hagamos algún tipo de palanca.
Si la caja es de mayores dimensiones de las habituales tendremos que buscar otro tipo de fijación. En estos casos, si el árbol está seco podremos clavar o atornillar la caja a su tronco, pero si está vivo nunca utilizaremos este método ya que las heridas que le producimos al árbol pueden actuar como un foco de infección y producirle un daño innecesario. Es mejor fijar la caja mediante unos listones de madera que, sin clavarse en el tronco, lo abracen. También se puede utilizar una cuerda o una cadena para asegurarnos que, incluso en un fuerte vendaval, la caja no llegase al suelo en caso de caerse.