Recién entrado marzo, con unas temperaturas cada vez más benignas y con estas acertadas lluvias es el tiempo de los anfibios.

Durante este periodo reproductor todas las especies son relativamente fáciles de localizar en las charcas y ramblas de nuestros montes. Las condiciones ideales de observación se dan en las noches templadas y húmedas de estos días de finales de invierno y principios de primavera. Al anochecer los machos comienzan su ritual de llamada a las hembras desde las charcas y alrededores.

El amplexo de los sapos, es decir, la cópula, suele durar de dos a veinticuatro horas, aunque se han dado casos de hasta tres semanas,  por lo que en muchas culturas es símbolo de la lujuria y en otras de fertilidad. El sapo corredor y el común hacen puestas de entre 2.000 y 10.000 huevos negros en cordones gelatinosos de varios metros de longitud que eclosionarán en 7-14 días. El sapillo moteado, por su parte,  deposita los huevos en cordones más pequeños, de unos 1.000 huevos, que se adhieren y enrollan en la vegetación acuática y en las algas.

Pero el protagonista de hoy, el escondidizo sapo partero, sigue otra técnica de procreación bien diferente. A diferencia del resto de sapos, hace las puestas reducidas, de unos 50 huevos, que acarrea encima hasta depositarlas bajo piedras en zonas húmedas. Cuando van a eclosionar las lleva al agua donde nacerán los renacuajos.

Las fotos que podéis observar fueron tomadas ayer en el Monte de Utilidad Pública de Cárdenes.

Para ayudar al reconocimiento de anfibios adjunto unas claves de identificación de los anfibios que se pueden observar en el Paisaje Protegido Serra del Maigmó y Serra del Sit y un calendario fenológico.