En mi anterior artículo relacionado con la fotografía de alta velocidad, terminé con un hasta luego, ya que es nuestra intención seguir trabajando en este singular tema, y así lo hemos hecho en los días transcurridos desde entonces. Una vez más hemos podido comprobar lo bien que entran las aves al comedero, dada la escasez de alimentos que en este tiempo invernal existe en el campo. Esto nos ayuda en gran manera para llevar a cabo un buen número de fotografías, dada la dificultad que ya explicaba anteriormente, de conseguir buenas exposiciones, a la vez que contribuimos a la alimentación de estos preciosos animales, que no lo pasan muy bien que digamos, con estas gélidas temperaturas.

Es curioso lo que nos pasó el otro día a Gabi y a mí. Cuando estábamos montando el “escenario”, nos sorprendió un simpático petirrojo  parándose a escasamente un metro de distancia de nosotros, mirándonos con toda la tranquilidad y confianza del mundo, esperando que pusiésemos la comida. Nada más hacerlo, rápidamente se puso a comer, como si se tratara de un pájaro domesticado en lugar de una especie totalmente salvaje, como en realidad lo era. Mientras el comía, nosotros seguíamos montando los artilugios.

No pudimos en esa ocasión plasmar el momento, pues no teníamos preparadas las cámaras, pero no descartamos el que, en cualquier momento, podamos conseguir alguna foto curiosa.

Este día probamos y practicamos una variante de esta modalidad, cual fue la de retirar el comedero a seis metros del observatorio y a su vez el fondo a otros tanto del comedero, a fin de despejar mas el escenario, dispersando bastante más los flashes y el fondo, a la vez que se conseguía un mayor desenfoque de este último. Estas pruebas, que resultaron del todo exitosas, tienen por objeto poder fotografiar otros tipos de aves, tales como arrendajos, urracas, mirlos, etc., que hasta ahora no entraban por la acumulación de artilugios en un reducido espacio, y que esperamos que al dispersar bastante todos estos elementos, no desconfíen tanto y entren al comedero, como vienen haciendo los pájaros más pequeños.

Hoy acompaño algunas de las últimas fotos que hemos hecho ya con este sistema, con lo que se puede ver que poco a poco vamos mejorando los encuadres y sobre todo lo más importante y difícil: los enfoques.

A este respecto, quiero comentar un poco la foto del petirrojo y el carbonero. No es una foto perfecta ni mucho menos, pero nos sirve para entender un poco la dificultad que exponía en mi anterior artículo, cual era lo critico que resulta el enfoque, por cuanto hay que trabajar con enfoque manual y prefijar más o menos el punto donde pretendemos disparar nuestra cámara, pero claro, una cosa en querer y otra poder.

La foto tiene la originalidad de haber conseguido (con el factor suerte), dos pájaros a la vez y de distintas especies, siendo una de ellas, el carbonero, de los que más dificultad estamos encontrando para fotografiarlo.

El enfoque lo tenemos tomado un poco más atrás de la piedra. Entonces vemos que el carbonero está bastante enfocado pero no del todo, porque le falta un “pelin” para llegar a la zona de encuadre preestablecida, salvándole la poca profundidad de campo con la que contamos. Sin embargo el petirrojo está claramente desenfocado, porque se encuentra por delante de la piedra y fuera totalmente de la zona de enfoque. Pero bueno, si todo fuera fácil, las cosas no tendrían demasiada importancia, así pues a seguir intentando superar las dificultades y conseguir las mejores fotos posibles. Seguiremos…