Con los dos últimos galardones, netamente montañeros, “Solidaridad montañera”, otorgado al Servicio de Montaña de la Guardia Civil y “Difusión Montañera” al Semanario Valle de Elda, elegidos por los presidentes de todas las entidades excursionistas del Valle, queda completado el cuadro de honor de la Gala Cuentamontes que tendrá lugar el próximo 23 de febrero.
Concluye así todo un año dedicado a estudiar lo más destacado y sobresaliente de la cultura montañera local; también del país y del resto del mundo, por la vocación internacional del certamen. Personalmente, cuando recientemente le preguntaron a César Pérez de Tudela los periodistas, en la rueda de prensa previa a su conferencia, que qué le parecía esta iniciativa de los montañeros del Valle, él contestó sin titubear que: “este valle, se está convirtiendo en la referencia nacional de la cultura montañera”.
En aquel momento, naturalmente, pensé que se trataba de una adulación exagerada propiciada por la amistad que nos une desde hace años y la ocasión de alagar a sus anfitriones ante los medios. Luego, ya en privado y en broma, le agradecí el cumplido, pero le di un tirón de orejas por la exageración, y más o menos vine a decirle emulando un spot televisivo de una cadena de electrodomésticos, aquello de que: “aquí somos mediterráneos, pero no somos tontos, ni acostumbramos a mirarnos el ombligo más allá de lo que es sano y saludable para seguir en nuestra andadura literaria”.
Tudela se puso serio: __En absoluto he exagerado, amigo mío. Mira: actualmente en España, son muchas las ciudades donde se organizan puntualmente charlas y conferencias __yo mismo participo en muchas de ellas__, casi siempre son a cargo de alpinistas que tienen algo que decir sobre este deporte; incluso en algunas poblaciones es ya habitual organizar lo que se conoce como “Semana de la Montaña” donde hay eventos de todo tipo relacionados con este deporte, pero lo que no se hace en otras zonas, se hace aquí.
Noté que mi atención, desenfada en un principio, cambió y se hizo intrigada a la par que receptiva, y pregunté: ¿A qué te refieres?
“__Pues es sencillo: aquí, además de hablar de montaña; de ascensiones y escaladas, más o menos punteras o extraordinarias, lo extraordinario aquí es que se escribe la historia de esas historias deportivas que, en la mayoría de las veces, se quedan en la superficie, en lo meramente físico para el oyente. Y el montañismo, para muchos de nosotros, es algo más.
Los jóvenes escalan, se arriesgan y realizan proezas cada vez más espectaculares y extraordinarias __es lo que les corresponde por edad__, pero aquí además se publican historias, y tal vez sean esas mismas historias, pasadas por el primer tamiz de la ejemplaridad física y que, tan rápidamente se quedan obsoletas, por lo que esta cualidad humana que nos hace reflexivos y mucho más coherentes, incluso con nosotros mismos, valoré mucho más la moraleja que subyace en la literatura.
Si amigo Maestre, lo difícil es mantener el espíritu del hombre que sube a las montañas, y hacerlo poniéndolo por escrito, no sólo para las generaciones venideras, también y más meritorio, propiciando que así lo sientan los jóvenes más receptivos, es lo realmente importante en estos tiempos de mal llamadas “prisas”.
Hablar y hablar, es algo que hacen todos los alpinistas. Explicar y escribir, que es lo mismo que elucubrar un final feliz a una historia y su moraleja ejemplar; publicar todo esto, sólo se hace en este valle y eso os convierte, sin daros cuenta, en la cuna de los valores que sustentan el montañismo desde hace casi dos siglos. Y sé bien que no es fácil”.
Nada tuve que objetar, sabiendo lo que me cuentan y lo que hablo con escritores y poetas de la montaña, gracias a mi vinculación con Cuentamontes. Permanezco en silencio y dejo que las palabras de este erudito de las cumbres me impregnen y dejen su poso de conocimiento. Ahora sólo espero que también lo haga en los corazones de los montañeros de pro, que los hay. Por mi parte me reitero en lo que siempre sentí: sólo la literatura podrá reconstruir un deporte que para nada entiende de números uno, y ni mucho menos, de carreras en la montaña.