Mariano Rajoy y su gobierno recibieron ayer la primera crítica masiva de la sociedad cuando apenas se han cumplido tres meses de su llegada al poder central. En Alicante, los primeros pasos de la marcha contra la Reforma Laboral pisaban puntuales a la cita. Tal y como habían convocado los sindicatos UGT y CC.OO., a las doce del mediodía se abría esta manifestación en la ciudad alicantina, caminando al compás de las 57 protestas organizadas en el resto de capitales de provincia del país.
Partiendo de la escalinata del IES Jorge Juan, que se ha convertido ya en punto de encuentro de las movilizaciones de la localidad al acoger las últimas protestas contra los recortes sociales del gobierno valenciano, los ciudadanos comenzaron a caminar unidos por las calles fijadas en el recorrido. Un trayecto éste en el que se exhibieron, a través de pancartas, disfraces o la simple presencia de los protestantes, el malestar, el descontento y la oposición, no sólo a esta reforma, sino también a otros asuntos sociales que preocupan a los ciudadanos.
Al margen de las protestas complementarias, el leitmotiv de este 19 de febrero fue la controvertida Reforma Laboral, rechazada por los cerca de 40.000 ciudadanos de la provincia de Alicante que secundaron la protesta, según datos de los sindicatos ( las fuentes policiales reducen el número a 25.000).
A pesar de la multitudinaria manifestación, la escasa presencia de jóvenes, puede que de resaca carnavalera, fue quizá uno de los puntos más llamativos de la jornada. “Hay muy poca juventud”, comentaba una manifestante de mediana edad a otro nada más comenzar la protesta. Sin embargo, y a pesar de esta destacada ausencia, todas las edades quedaron representadas, pues participaron desde aquellos que encarnan las primeras edades del ser humano, hasta los alumnos más aventajados de esta escuela de la vida. Es el caso de una entrañable anciana, que a sus 86 años, realizó todo el recorrido portando en su mano derecha la bandera de la República y en su izquierda, un bastón que le ayudaba a caminar. “Soy republicana por herencia, mi padre lo era y también mi abuelo. Fue el principio de la izquierda en España, que vino de la mano de Pablo Iglesias”, me contaba esta señora sin dejar de sonreír cuando mi curiosidad y mi admiración me empujaron a saber más de ella.
Como esta ciudadana, muchos defensores de este sistema desbancado en España por la dictadura de Franco, aprovecharon la ocasión para sacar a pasear sus ideas republicanas ondeando sus banderas; había uno que, incluso, se atrevió a cambiar este símbolo por un gorro rojo, amarillo y lila.
Pero, si hay un rey o una reina en toda manifestación, sin duda es la palabra, que quedó plasmada una vez más en los distintos lemas que se emitieron de viva voz así como en los que se podían leer en las pancartas sujetadas. Lemas que, si por algo se caracterizaron, fueron por transmitirse en un lenguaje claro, sin tapujos ni ornamentaciones. Ejemplo de ello son: “La Reforma de Mariano, que se la metan por el ano” , “A la mierda la Reforma Laboral”, o “Esto nos pasa, por un gobierno facha”. También se pronunciaron otros más sosegados, como “El gasto militar, para escuelas y hospitales” o “Menos represión, más Educación”. Sin olvidar los que transmitían la base de la protesta, como el sencillo “No a la Reforma”.
Y de un escenario donde convergen tantos pensamientos, surgen interesantes conversaciones. De casualidad me encontré escuchando a una madre y a un hijo que hablaban sobre Educación (una casualidad que dejó de serlo cuando discreta y estratégicamente me coloqué al lado de ellos para conocer sus pensamientos sin influir en su espontaneidad). Cuando me he “enganché” a la conversación, libreta y bolígrafo en mano, ambos estaban profundizando sobre quién es el principal responsable de educar a los hijos. No cabía discusión posible: los dos estaban de acuerdo en que son los propios padres los que deben, en primera instancia, transmitir los valores de la sociedad a sus descendientes directos. Pero el chico, cercano a los treinta años, iba más allá. Le mostraba a su madre su convicción de que el Estado tiene que invertir más en esta área, y además, hacerlo con una visión de 30 años, “no cuatro como vienen haciendo hasta ahora”. Proponía, además, una conciliación de la vida laboral con la familiar para permitir a los progenitores disponer de tiempo para educar. “¿Qué valores les van a transmitir los padres a los hijos si trabajan doce horas de lunes a sábado?”, lanzaba como pregunta retórica el joven mientras la señora lo escuchaba con maternal atención. “Así, lo que se está consiguiendo es una sociedad educada a través de la televisión y la Play Station”. El chico ha seguido con su discurso para situarse en el actual sistema educativo, basado, en su parecer, en la codicia, que se transmite “como uno de los valores de la sociedad”, muy por encima de otros “más humanos”. “Y ¿qué ejemplo se les da a los niños, si, los políticos que roban, precisamente por esa avaricia, no son castigados?”. El debate se atisbaba interesante pero, muy a mi pesar, la pareja decidió finalizar, o quizás posponer para una ocasión más relajada, la conversación.
Himnos para despedir a la marea contra la Reforma
Unos minutos antes de la una del medio día, y con la mayoría de los manifestantes reunidos en torno al punto final de la protesta, en la avenida de Maissonave, los secretarios de los sindicatos UGT y CC.OO. de la provincia se dirigían a los congregados para agradecer su participación y la de los grupos políticos adheridos (PSOE, EU y Compromís) así como para recordar por qué dicen “no a la Reforma del Partido Popular”. En primer lugar, Óscar Llopis, UGT Alicante, abría su discurso denunciando la subida de los impuestos del gobierno de Rajoy y “la imposición de esta reforma, que rompe con todas las reglas del juego democrático”. También ha señalado que con ella “el despido es más fácil, más barato y más rápido”. Del mismo modo, Llopis ha puesto de manifiesto la omisión que se hace en esta reforma de la economía sumergida y del fraude fiscal, “que favorece a los más ricos y empobrece a nuestra economía real”. “Esta reforma sigue con los recortes que están llevando al desplome de la economía, que recuerda a otros de una época no muy lejana”. El secretario de UGT tuvo también palabras de repulsa a la “represión social que se ha ejercido en Valencia contra los jóvenes del Lluis Vives”.“No vamos a ser una marea silenciosa como ellos quisieran, lo de hoy es sólo el principio, vamos a seguir movilizándonos. ¡No nos callarán!”, indicó Llopis. “ ¡Y si esto no se arregla- continúo eufórico- caña, caña, caña!”.
La secretaria de CC.OO. de la provincia de Alicante, Consuelo Navarro, también se dirigió a los manifestantes, a los que animó a seguir luchando “por la dignidad de los trabajadores y trabajadoras” y por sus derechos , que “ha costado muchos años y esfuerzo conseguirlos”. Navarro, además, lanzó al aire la pregunta de “por qué lo llaman reforma si lo que hacen es recortar derechos sociales”.
La manifestación finalizó con la reproducción de algunas canciones adoptadas como himnos por los trabajadores en la historia de la defensa de sus derechos. “La Estaca”, de Luis Llach y “El Canto a la Libertad” de Labordeta, fueron entonados por los miles de ciudadanos congregados en el lugar bajo la atenta mirada de Eleuterio Maissonave. «Me he emocionado mucho al escucharlos», decía uno de los manifestantes.
Manifestación alternativa
Una vez disuelta la marcha convocada por UGT y CC.OO., un grupo de ciudadanos llegó al mismo punto siguiendo los pasos de la manifestación predecesora pero encabezados por el sindicato CNT, que denunció su rechazo a la sumisión de UGT y CC.OO. al poder, y por el 15-M, que recordó que siguen “indignados” . Entre los participantes, se podían advertir algunos disfrazados de chorizo, y otros con carteles donde se podía leer “La invasión de los chorizos corruptos”. Tras entonar algunos cantos contra la Reforma Laboral, los portavoces de estas plataformas emplazaron a los manifestantes a continuar la protesta en La Muntanyeta.
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