Parece increíble que a estas alturas en donde los derechos prevalecen sobre los deberes nos encontremos con el resultado del uso y abuso de aquellos. Así, en el ámbito de la educación nos hallamos con el caso paradójico de no poder contratar a un profesor para una sustitución por baja si esta es de jornada reducida, porque los sindicatos de la enseñanza han conseguido el “derecho” de que el profesor que este en la bolsa puede rechazarlo sin que por ello pierda su puesto en la bolsa. Esto es algo tan fuera del sentido común, que retrasa la contratación, porque mientras se notifica, rechaza  y pasa la bolsa al siguiente profesor, se pierde un tiempo que va en  contra del derecho básico de nuestra sociedad: el de la educación.  Los niños se encuentran la clase vacía día tras día, no hay profesor.

Por ello tenemos una administración ineficaz, llena de personal, de departamentos para gestionar las contrataciones, pero que admite cualquier exigencia e imposición por parte de unos sindicatos que dicen defender a los trabajadores pisoteando el derecho de los niños. No se debe en conciencia exigir un derecho cuando se está perjudicando el derecho de los demás, por eso apelo a la conciencia social de estos sindicatos, por la parte que les corresponde, apelo a la administración, por su ineficacia y falta de soluciones asertivas ante los problemas que se le plantean, apelo a al conciencia personal de cada uno de nosotros, padres, funcionarios, a todos, para aislar el problema o problemas que se nos plantean y remando todos en la misma dirección, encontrar la solución que año tras año se nos repite.

Si el mantener un sistema de contratación de profesorado publico nos resulta tan costoso tanto a nivel económico, por el enorme aparato administrativo que tenemos que pagar los contribuyentes, como a nivel sindical, por los “derechos adquiridos” de los sindicatos en detrimento de toda la sociedad, fijémonos en el sistema de contratación de los colegios concertados, pagados igualmente con fondos públicos y que la responsabilidad y gestión recaiga sobre la dirección del centro y de los padres. Hagamos de todos los colegios públicos centros concertados, centros que gestionan los recursos que le da la administración de manera autónoma, porque parece y es, que estos centros en la actualidad presentan menos problemas de personal que los públicos,   en el momento que se produce una baja al día siguiente tienen sustituto.

Nos sobran cargos políticos, nos sobra funcionariado, nos falta profesorado. No se puede pretender recortar el gasto en profesores y mantener un funcionariado administrativo dilatante y poco resolutivo.  Eliminemos tanta burocracia administrativa llena de derechos, de normas que no se pueden cumplir, propuestas por el político de turno, de ideas “geniales” que interfieren en nuestro sistema educativo y en la educación de nuestros hijos.

Hemos creado un monstruo administrativo, en principio pensado para dotar a los colegios de profesores, figura imprescindible en una clase junto con los niños, se ha olvidado del objetivo principal y actualmente nos encontramos con varios frentes abiertos, luchas en las que malgastamos energía.

Nadie toma conciencia del grave problema que esto supone, de las trabas que nos hemos impuesto nosotros mismos intentando proteger un sistema que se ha convertido en inoperante.

Esto no se  resuelve cambiando de partido, no se trata de color político, se trata del sistema, del funcionamiento del mismo y es responsabilidad de los ciudadanos señalar el problema, ver en que punto la cadena falla y cambiar normas para encontrar eficacia. No podemos fiarnos de los que pretenden tirar a los que hay para ponerse ellos y continuar igual, debemos mantenernos firmes y no dejarnos manipular por nadie. Hay que focalizar el objetivo e ir a por él, todos, derechas, izquierdas, sindicatos, funcionariado y  padres.