3 de junio, San Carlos Luanga y los mártires de Uganda, o los viajes políticos gratuitos
Nada mejor para desengancharse de las fiestas que leer a Don Miguel de Unamuno, al menos a mí, me ha servido, colocándome en la senda de nuevo. Tal es mi comunión de espíritu con el maestro, que si no fuera por sus, para mí, machaconas citas religiosas, podría decirse que me identifico plenamente con el enfoque que tiene de la existencia, a pesar de lo enrevesado e insistente que resulta, a veces, con sus ideas. Me consuela pensar que no soy el único reiterando, para que mejor se me entienda (lo veis), o eso parece que pretenda ese subconsciente que a todos anima. “San Manuel Bueno, mártir” y “Cómo se hace una novela” son dos buenos ejemplos y, por supuesto, los recomiendo.
De mi chiquitín, poca cosa que contar. Se encuentra en esa fase primera de la supervivencia del ser humano en la que comer, dormir y cagar es lo único que importa. ¡Qué inteligente es la misma vida, ella sola!, que sabe en cada momento lo que verdaderamente es necesario para continuar el desarrollo. Mecanismo impreso en los genes, que no se pierde nunca a lo largo de la existencia del individuo, marcándole siempre la necesidad primera.
Cuando me mira, todavía no sé si lo hace queriendo entender que soy, o seré para él… si sabe que siempre estuve aquí, esperándole; si soy necesario o importante para alguna otra suerte de alimento que en el futuro él precise, o simplemente un ser parecido a sus padres, a quienes desde luego estoy seguro que ya reconoce. Triste espera la del abuelo, que aguarda del tierno infante una sonrisa, una caricia con sus diminutos dedos, o algún gesto que le haga sentir importante en su vida –Recapacito– ¡Qué bello es ser abuelo! Me devuelve sentimientos necesarios. La vida me ha vuelto a elegir para rememorar alegrías, deseos, esperanzas e incluso temores olvidados o tristezas por venir, pues al fin y a la postre eso es vivir; pero con fundamento.
Los que sí que parece que viven bien, aunque sin fundamento, son la clase política española. ¡Es para recapacitarlo! Se han estado tirando los trastos unos a otros, acusándose de uso indebido de medios de transporte para fines electoralitas: Que si tú te pillas el avión para uso partidista, que si yo voy en tren o líneas aéreas. Que si eso tampoco está bien, que si la seguridad, que si esto que si lo otro…
¿No será que no tienen nada que ofrecerle al electorado, que verdaderamente importe, y seguimos con lo de siempre? Descalificar y descalificar. ¡Hombre, que ya está bien! Que algunos comenzamos a tener vergüenza ajena, pensando lo que dirán de los españoles nuestros vecinos europeos. Sí ya sé que en todas partes cuecen habas, pero ¡Coño! Que se han pasado una semana larga tirándose los trastos, para al final enterarnos todos, no sólo del despilfarro que se está haciendo con tanto viaje, además ahora sabemos que lo hacen todos, ¡Y por norma!, desde el jefe de gobierno hasta el último senador (hemos escuchado a uno que decía aquello de “hombre, faltaría más” cuando el periodista le preguntó si había usado la tarjeta del Senado para asistir a un mitin de su partido).
¿A qué tanto escándalo, si todos están chupando del mismo bote?, ¿Por qué, ya que estamos en crisis, no asisten por videoconferencia a los mítines? Se ahorrarían una verdadera millonada, y lo más importante, darían algún buen ejemplo. Eso sin contar lo que cuesta llenar tanto autocar para asistir a la capital de la provincia, (a precio reducidísimo, y tanto) para que se vea lleno el aforo en los telediarios. ¿Están seguros, los que van gratis, que no nos está costando nada? Por otro lado, que digo yo, esas tarjetas del Senado, no podrían extenderse también a los pensionistas y parados que también quieren trasladarse hasta fin de mes y no encuentran la manera de poder hacer el viaje, ni subiéndose a ningún autobús?
Lo siento, pero me sigue dando vergüenza ajena la falta de concienciación y el despilfarro de una clase política que, para más inri, están presenciando la necesidad del pueblo, cada día más acuciante, y no se hacen actuaciones que sirvan a los españoles para poder ver, como ya se percibe en otros países europeos, el final de este túnel.
Aquí, la crisis, se revuelca entre las heces de una democracia que va camino del desprestigio total, dentro y fuera del país, ya que, a quien más está sirviendo es a los que viven sin pegarle un palo al agua, (léase los listillos de siempre). Seguramente exagero, pues ahora aunque el pueblo tenga hambre, tiene libertad y derecho al pataleo, y por ello lo ejerzo, con el mismo cachondeo que hicieran, hace un siglo, mis antepasados españoles ante la clase politica francesa que quiso traerles la ilustración, a cambio de oprimir al pueblo soberano. Aquellos galos también tuvieron respuesta en el cantable español del ciudadano llano:
“Por pragmática sanción se ha mandado publicar, el que a jarro de cagar, se le llame Napoleón.”
Pues con la misma intención, hagamos chufla o canción para que reine la cordura y el propio sentido común. Que dimitan los corruptos, o que los dimitan de una vez, acabándose el compadreo, el partidismo y el corporativismo; que se larguen los vividores y que sólo queden los mejores, los políticos de corazón.
Hay algo que siempre ha sido una constante en la historia, o se van los corruptos o el pueblo se encargará de echarlos cuando ya no pueda más. ¿A qué espera el político que se sienta de buena fe…? ¿A que sea el pueblo el que arregle este desaguisado una vez más?
Así opino y así se lo haré saber a mi nieto y a cualquiera de mi generación. La pared se hace ladrillo a ladrillo y ya va haciendo falta una buena pared que frene este río desbordado de euros, sin ninguna producción.
¡La vida chiquitín, la vida! Que en cada momento va creando su propia necesidad. Verás, si esto no se remedia, que cuando más mayor seas, más te costará comer y más también el dormir. Ahora bien, lo de cagar, cagarla y cagarte, a este paso, verás será el nuevo deporte nacional.
No es de Unamuno el pensamiento, pero seguro que hoy, él también lo expresaría, salvando mi reconocida ignorancia, más o menos igual.
Estoy a tu lado abuelo, solo que hay «pueblo» para todos, y por tanto, pueblo controvertido, siempre indeciso,confuso,manejable…y así nos llevan.Pueblo que una fresca mañana de Mayo del 1808 se levantó con ganas de darle estacazos a los prepotentes gabachos,defendiendo con botijazos y cuchilladas a un Madrid lleno de politicos escondidos en sus sotanos,con la mierda bajandoles por la pernera y escuchando los desgarradores gritos de la lucha. Pues fijaté estimado abuelo, a ese pueblo embravecido y digno del mayor respeto, se la metieron «doblá».A quien sin saberlo defendieron,según las artes de los politicos de entonces..»el ensenada», «el godoy»,etc..fué al huido y absolutista Fernando VII.Que terrible paradoja,otra vez un pueblo engañado. Aquellos que dieron su sangre por defender España y si me apuras, tan solo por defender su casa y su chusco de pan, fueron poco despues vapuleados por una Monarquia exiliada en Francia.Como muy bien dices…es la vida, es la vida. Aquellos que llenan los polideportivos escuchando con la boca abierta a los politicos de turno, son los mismos que entre bastidores cortan el cuello a los que piensan de otra manera.Pero de «boquilla» claro.Sabes una cosa,estimado abuelo,que este pueblo no tiene arreglo, pero hemos de quererlo.Un abrazo para tí y para tu nietecito.