La reseña: Petrer, tierra y cielo

Nota: Reseña aparecida originalmente en la revista Festa 2006.

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Petrer tierra y cielo: un paseo por Petrer y sus alrededores
Luis Villaplana Paya, Antonio García Villaplana, Juan Miguel Martínez Lorenzo. Ed. Alvent Comunicado Petrer, 2005. Inclue DVD.

A la venta desde diciembre de 2005 en librerías y quioscos, Petrer Tierra y Cielo constituye un importante documento divulga­tivo y cultural que permite conocer en profundidad la orografía del pue­blo y sus alrededores. Consistente en un libro-mapa (a partir de una gran fotografía aérea del Instituto Carto­gráfico Valenciano) de la zona que recupera la toponimia original y en un dvd con imágenes desde el cielo y en movi­miento de todo el término y de buena parte de los territorios limítrofes, la obra ha resultado ser única por la rigu­rosidad y precisión con que se ha recu­perado el saber popular y por la espectacularidad de las vistas aéreas, que muestran nuevas perspectivas de toda la zona.

Estas son las características principales de la obra que ustedes, si he captado el perfil del lector de esta publicación, ya conocerán por haber leído en otros medios locales. Entonces, si esto es así, me permitirán que hable en otros términos, y si he captado el espíritu de la obra, de su propuesta y valía.

Djgamos pues que una lengua es una cosmovisión de la existencia, una forma de entender la realidad. Cuando deja de usarse, un mundo de referencias compartidas se extravía en el tiempo. Cuando se pierdo una palabra, se pierde también un con­cepto, una idea, un pensamiento. Por eso es tan importante recuperarlas: uno palabra no debiera desoparecer nunca, y en realidad, nunca lo hace. Su vigencia cultural va más allá de su uso actual. De los alrededor de 765 topó­nimos rescatados en lengua verná­cula de la tradición oral por Luis Villaplana y Antonio García, la mayoría todavía se usan, algunos se usarán de nuevo y unos pocos, aquellos desti­nados a volatilizarse de la memoria colectiva con el paso de los años, sólo darán fe -ya grabados en un soporte duradero y permanente- de otra época. Pero todos son puntos de color del enorme tapiz con que el hombre intenta pintarse a sí mismo y a lo que le rodea. Y más con palabras como los topónimos, que ponen de manifiesto -como ninguna otra- el vínculo ancestral existente entre el ser humano y su medio. Por eso están todas, también algunas que jamás habrán oído: todas sirvieron para explicar y nombrar el entorno, para sentir nuestra la tierra.

Por eso también se recogen casas, ermitas, puentes, albergues y casas rurales, casas-cuevas, cuevas religiosas, pozos, balsas de agua, depósitos, parats, assuts… Y también se señalan caminos, senderos, valles, ruinas, obras hidráulicas, monumentos históricos, monumentos naturales, árboles singulares, collados, cante­ras, restos arqueológicos. Y zonas de escalada, de parapente, vistas pano­rámicas y un largo etcétera. El de Luis y Antonio es un mapa de autor, por­que tiene una finalidad y un espíritu que no tienen otros mapas. No se trata sólo de conocer la zona, sino de amarla, de estudiar su belleza, de explorar sus rincones. Y de transmitir todo ese conocimiento -tal vez artís­tico- del paraje, respetando el legado -conceptual y de facto- de los que ya no están, y deseando el disfrute de los que están por llegar. Conocer los orí­genes de toda esta nomenclatura, la historia que hay detrás de la Sima del Burro del Tío Safanoria o del Forat de l’Aire, quizá sea la expresión última de este recorrido cultural por el (y los) término(s). Emplazamos a ello a curio­sos e investigadores, pero volvamos ahora con Petrer Tierra y Cielo.

En su realización, por tanto, ha contado con unos adolescentes -los autores- quo escucharon a los lugareños hablar de lo zona y sus particu­laridades, que luego fueron jóvenes que recorrieron el término, y que ahora son unos hombres maduros que han interiorizado su tierra. Han reci­bido la ayuda de pastores, agriculto­res, excursionistas. Han contado con el apoyo de documentos catastrales, del ejército y de otros organismos. De todo ello, ha salido esta creación colectiva que supone una aproxima­ción a la orografía y al corazón de Petrer sin precedentes ni en la nues­tra ni en otras poblaciones

Petrer Tierra y Cielo es, en efecto, una obra compartida y para compartir. Para compartir con el término. Va diri­gida a todos aquellos -vecinos o no­- que quieren descubrirlo. Tiene un for­mato idóneo para llevar en la mochila -con unas tapas duras pero deformables-, y todo en ella -empezando por su simbólica portada- invita a salir de casa y pisar la vegetación de las cua­drículas. El mismo dvd, con esos plás­ticos acercamientos desde las alturas al paisaje, nos sugiere esta idea.

De hecho, en su concepción, y como aventura editorial que supone el lanzamiento de una obra de tan inusuales características, Alvent Comunicació buscaba repetir el éxito que ya supuso el espectacular libro de foto­grafías aéreas Un paseo por el cielo de Petrer (2003). En esta ocasión, las imá­genes grabadas por Juan Miguel Mar­tínez a bordo de su ultraligero, y que recogen también parajes de Elda, Sax, Castalla, Agost y Novelda, son narra­das, en sus 30 minutos de duración, por una voz en off que desgrana las singularidades de la zona que se muestra -a nuestro juicio en un tono innecesariamente propagandístico-. Tal vez sea este último el único pero que encontramos a una obra por lo demás redonda, que ha sabido aunar la parte lúdica y la tentación al paseo que transmite con el importante acervo cultural que encierra.

La buena acogida que ha reci­bido en estos meses que lleva edi­tado por parte de público y crítica confirma que Petrer tiene algo. El lector escéptico puede comprobarlo en cualquier librería de la comarca al pre­cio de 28 euros.

 

 

 

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