Escritos de un joven indecente (XLV): D. E. P (Donde Estés, Panero)

D.E.P.

Heroinómano
de las letras
(con mandíbula
desencajada),
«loco»
que yerra
pero SIEMPRE
acierta,
Nietzsche
crucificado,
Zaratustra
de la POESÍA…

D.E.P.

Te has MUERTO
antes de escucharme
decirle
a la LIBERTAD
–no estés sola–

Hasta la MUERTE
te ha homenajeado
en silencio;
sin guadaña:
VIVO
y
MUERTO
y ya está.
TODO es la NADA.

Has cerrado los ojos
y se te han apagado
los DEDOS.
Ya no sentimos
desde el manicomio
la VOZ del cuerdo
que nos estrangulaba
en las NOCHES
AGÓNICAS
de desvelo
y llorábamos
sin encontrar consuelo.

¡Ay, maestro!
Qué hacemos AHORA
los no vivos
si nos falta
locura,
DOLOR,
valentía
y TORTURA.

Nos has enseñado
que el SUFRIMIENTO
es la VIDA entera
y te vas
junto al DESGARRO
de mi ALMA
como la MUJER
que habita
(pero se marcha)
entre mis sábanas…

Llega al cielo
la POESÍA
del genio,
nacida
del cianuro
y la silla eléctrica…

Puta MUERTE
agradecida,
temprana
y tardía.

VIVO
MUERTO,
MUERTO
VIVO.

Te has ido,
evaporado
como el humo
del cigarro
infinito
que sujetaban
tus LABIOS
de MALDITO,
dejándonos huérfanos.

Los cuervos gritan
desde todas las cárceles
en las que has estado
y compartido
junto a ellos.

La injusticia
no ha vencido.
No te han hecho falta
galardones,
medallas,
reconocimientos
o premios.

Tú no dejas huella,
¡MAESTRO!
Tú has creado el camino.
El desencanto
como referencia
y amarte
nuestro mejor castigo.

No has MUERTO,
ni ayer,
ni hoy,
ni NUNCA.

Sólo mueren los «poetas»,
valientes,
suicidas,
vendidos…
pero JAMÁS tú,

Don Leopoldo María PANERO.

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