«Un poeta en el exilio
es una mina
y YO ya llevo tiempo
encerrado en estas páginas».
La prueba está
en que estos versos,
escritos
la madrugada
del domingo,
pasarán desapercibidos
aunque golpee
FUERTE
el teclado
para no escuchar
lo que pasa
ahí afuera:
El simulacro
de Baudrillard
es una realidad,
y el asfalto
se convierte
en un jungla
donde TODO
es NADA
y nada
vale
NADA
siendo
sólo
un AHORA
efímero:
Cuántas camas
se mancillarán…
cuántas sábanas
se transforman
en sogas
para ahorcar
el AMOR
sincero…
cuántos
MUERTOS
-sin ALMA-
se pierden
entre las líneas
de cal
que les acercana la MUERTE
disfrazada
de EUFORIA…
Dónde quedó
el sexo
practicado
entre violines,
los cuerpos
de MUJERES
en las cuerdas
de la melodía
y su CARNE
acariciada
por la tenue
LUZ
de las lágrimas
derramadas
que se convierten
en palabras
para aquellas
que buscaban
refugio
en las barbas
melancólicas
de quienes
tenemos
por PATRIA
los ojos
de la que nos está
mirando
con su ALMA…
Qué fue
de las MUSAS
que nos dejaban
empezar
los poemas
en sus labios
y nos otorgaban
el título de POETAS
cuando acariciábamos
con metáforas
la piel
de su vientre
para terminar
derramándonos
entre sus nalgas
como un rayo
penetrando
en la oscuridad
del abismo…
Cuándo volverán
a gorjear
las golondrinas
en la noche
más triste
donde
un abrazo
resucitaba
a un MUERTO
y su cráneo
era el universo
de los VERSOS
y los flores
de la novela
de un MALDITO…
Por qué
no puedo SER
uno más
entre la vanidad
y mientras
un pueblo
entero
disfruta
sin más,
YO
leo
a Mayakovski
en otra parte
y veo
la figura
desnuda
de la MUJER
más hermosa
en los pétalos
blancos
de una planta.