Escritos de un joven indecente (CXLV): Supuran yermos

poeta indecente xv
Supuran
yermos
campos
en vela
de verdes
follajes
follándose
los ocres
del PASADO
que crepita
en el suspiro
del sudor
del recuerdo.

Los
«para SIEMPRE»,
elegía
elegida
por amantes
de carne
y muerto
cuando
creyeron,
(como todo mortal)
SER
invencibles.

Un
cementerio
de
DERROTA
queda
AHORA
y éste
sí es
para
SIEMPRE
porque
la impronta
impregna
la negrura
de la
imprenta
de las
raíces
del hombre
(POETA)
que camina
todavía
por senderos
en forma
de ochos
invertidos
y horizontales,
atrapado
en el infinito
de su propio
destino.

Se yerguen
estatuas
de hueso
y fresno,
banquete
de hiel
para buitres
esquizofrénicos
que braman
en silencio
al sentir
el olor
a sangre
desprenderse
del alma
hasta
amanecer
supurando
por los lagrimales
del inerte
rendido
a sus
pies.

Arrodillado
como
el santo
que fue
guerrillero
utópico
y heredero
al reino
de la Diosa
de Iberia.

Rosas
en los
ojos
mustios
de polvo
y esporas
de hiedra
en la piel
del mártir.

Vencido
me encuentras,
repitiendo
tu nombre
entre saliva
y musgo
en la garganta.

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