Y llegó el día,
y el público
amordazado
por el
SILENCIO
de un
TEATRO
donde
un MUERTO
gritaba
desconsolado,
despavorido
ante
ellos.
VERSO
a
verso
se
DERRAMABA
ante
la masa
perpetuando
el crimen
de la intimad
más
absoluta.

Lloraba
con firmeza,
su corazón
palpitaba
más
rápido
que sus
PALABRAS
que
eran
balas
en los
OJOS
de los
cómplices
de aquella
sala.

5 minutos
interminables.
Ráfagas
de letras,
de palabras,
de aullidos…

120 testigos
de la matanza
más
poética
aguardaban
expectantes
el último
disparo.
El punto
y final
que pondría
fin
al calvario
de una boca
descosida,
de un
ALMA
de golondrina
planeando
por sus
CRÁNEOS…

Y por fin
el SILENCIO
y los aplausos
follaron
con más
pasión
que placer
y nació
de entre
el “poeta”
y su pueblo
la POESÍA.