Escritos de un joven indecente (C): Nada que celebrar

pablowsky cien poemas

“A los perdedores, a los vencidos, a los que llevamos, con orgullo, el gen de la derrota. Hemos hecho de las batallas perdidas una gran victoria.

100 SEMANAS: Miserias, polémicas, detractoras…, pero sinceridad.

Gracias, de corazón, a los que seguís ahí.”

Toda una declaración de intenciones, como todos los poemas de Pablo Llorente, Pablowsky. No hay en sus versos nada gratuito y superficial, no hay retruécanos ni florituras. No hay segundos pensamientos ni lamentos: todo en él nace de las entrañas y se vuelca con la pasión ciega del suicida.

Un perdedor sin nada que perder porque sabe que nunca alcanzará su cima vital, pues no hay en el arte ni en la poesía tal cosa como perfección, y al que sólo le resta ser sincero: a uno mismo, al mundo. El loco deseo, en fin, de dejar en el eco de la eternidad un puñado de versos auténticos, esas profundas verdades humanas que la ciencia no podrá descifrar jamás pero que viven en la métrica libre de una POESÍA.

¿Y qué hay, pues, eliminadas las barreras mentales y sociales, en el espíritu de Pablowsky? Pues hay amor, AMOR como escribiría él. Un sentimiento mutable en su apariencia, que a veces adquiere la voluptuosa forma de la pasión carnal y en otras ocasiones el tiránico rostro del olvido y su sangrante recuerdo. Pero siempre es urgente, volcánico, crudo y muy poderoso. Un mundo artístico, y por tanto también un mundo vital en los poetas auténticos, en el que todo gira en torno a ese momentum en el que el cielo y la tierra se unen en paz en el interior de uno mismo, como si hubiéramos aprehendido una gran verdad. El momento, su conquista y también su ausencia llenan los textos de este joven indecente, que no se guarda nada en su búsqueda de un legado puro y sin adulterar. Es el sacrificio que exige el arte, que el lector percibe incluso mortal en sus versos: los más grandes dolores provienen de los fuegos que con más furia ardieron.

Así, entre pira y hoguera, sus versos nos muestran los fantasmas que se desvanecen en las tintineantes llamas y el recuerdo que crepita en las brasas. Pablowsky también encuentra aliados entre lo que fue y ya no es: le acompaña el manto de otros poetas malditos que le precedieron, como Panero y especialmente Bukowsky, que ha dejado marca en su estilo formal, tan desnudo y rotundo. Y sus obras gráficas, imprescindibles en cada poema, trasmutan en otro arte la metáfora de sus letras, completando el círculo de exponer “lo que se lleva dentro”. A todas estas figuras, a veces más difuminadas y a veces más presentes, pero siempre reales, les envuelve en sus poesías la noche urbana, que se muestra tenue pero siempre presente, ya sea a través de la luz de las farolas que se filtran en su escritorio o a través de los sonidos del camión de la basura. Y cuando la mañana clarea, como símbolo del paso del tiempo, cruzan las golondrinas, figura recurrente y que le recuerdan a Pablowsky que no hay descanso en su empeño: cien semanas lo atestiguan.

¿No saben de qué hablo? Pues aquí les dejó una muestra, la que hace cien, de la poesía de Pablowksy. Y aquí, otras 99.

por Luis H. Villaplana, director de Petreraldia

poema cien

LLORO
en SILENCIO;
en mis
ADENTROS
los
RECUERDOS
de las que marcaron
y se marcharon:
musas,
ilusiones,
PRINCESAS,
sirenas…
Es tan TRISTE
sentirse orgulloso
de algo tan
insignificante
como llegar
a 100 «POEMAS»
y solo
seguir
VIVIENDO.
DESEO
sufrir pronto
el desencuentro
más voraz
para continuar
escribiendo…

Grietas
en mis
PUPILAS
y la SANGRE
derramándose,
purificando
La Belleza
de sentirse
exquisito
CADAVER,
cuervo
sin ingenio
para graznar
al invierno
gélido
en el que los
MUERTOS
sienten
el frío de la MUERTE
iluminada
por la LUNA
LLENA
de miseria;
escarcha
de lava
que es mi ALMA
en llamas.
Son mis SIENES
lápidas,
nidos
de GOLONDRINAS
exiliadas,
desprendiéndose
de sus ALAS
para descubrir
la CRUDEZA
de la MORTALIDAD.

¡AY, dios!
Qué triste
es SER
«poeta»
por necesidad…
Saberse
incompleto
como
la chica
que no quiso
pero ingresó
en los brazos
de Panero.
Como la niña
con la LUNA
en su bandera,
que reza
para que
MUERAN
los «poetas».
Como la MADRE
de mis hijos,
esos que no parió
por TEMOR
a que los devorase
cual Saturno.
Como la MUJER
del imperio
Íbero
que derramó
sueños
y sintió la SANGRE
por la espalda
y su reguero
evaporó
los VERSOS
más hermosos
del universo.
Como la POETA
o las desconocidas
con miradas
furtivas
que aguardarán
la despedida
de un MUERTO
sin saber
que NADA
será igual
siendo TODO
lo mismo…

Qué pena
mirarme al espejo
sin cristal,
sonreír
por autoexigencia
viendo
el CRÁNEO
del gusano
miserable
que SOY
«yo»,
el brillo
cegador
de la NOCHE
y la MUERTE
abominable
porque no trae
consigo
los OJOS
de ninguna
MUJER
y…
felicitarme
por llegar a 100
«POEMAS»

Qué triste
imaginar
el mañana
SOLO,
rodeado
de hojas
y letras
que sólo
son
las DERROTAS,
mi VIDA.

2 thoughts on “Escritos de un joven indecente (C): Nada que celebrar”

  1. pues si , si que seguimos aquí cien poemas después.
    Cien , cien se dice muy pronto, y sin embargo, ha sido mucho tiempo, y mucho trabajo y entrega por tu parte , amigo Pablowsky.
    Me gusta leer tus poemas y muchas veces no sé porqué. Muchas veces me causan inquietud, desasosiego, recuerdos pasados de desamor nunca me han dejado indiferente .
    Veo muy dificil enfrentarse todos los dias al folio en blanco, y poder esbozar un poema, sin morir en el intento.
    Así que aquí estamos, quienes te leemos esperando otros nuevos cien poemas.

    1. Se agradece, con toda sinceridad, tus palabras, observa-r.
      Es difícil enfrentarse a la hoja en blanco y más, vomitar ese cúmulo de recuerdos o de motivaciones que me llevan a hacerlo. Pero cuando leo » Me gusta leer tus poemas y muchas veces no sé porqué (…) me causan inquietud, desasosiego, recuerdos pasados de desamor nunca me han dejado indiferente» siento que aunque sólo sea para unos pocos, o para uno solo, vale la pena seguir en esto.

      Hasta la tragedia, siempre!
      Gracias.

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