Con la llegada del otoño, los días se acortan, las noches refrescan, las hojas de los árboles se caen, y con ellas, también nuestro cabello. Cunde el pánico, y mechón en mano nos preguntamos por qué nuestro cabello se niega a recibir el frío con alegría.
Aunque hay quién se atreve a aventurar que podría tratarse de un vestigio de otros tiempos cuando el hombre primitivo mudaba su pelo como los animales con cada cambio de estación, lo cierto es que nadie, ni tan siquiera los expertos, se atreven a hablar con exactitud de las razones por las que la caída del cabello se incremente en primavera y otoño. Sin embargo, todos coinciden en que, en cantidades normales, no es algo preocupante porque simplemente es una época que coincide con el cumplimiento del ciclo vital del cabello.
El ciclo piloso consta de tres fases vitales (anágena, catágena y telógena) que cada pelo, independientemente de los demás, debe superar antes de morir y caer para renovarse.
Después de la primera etapa anágena (2 a 6 años) en la que crece entre 1 y 2 centímetros al mes, el pelo entra en un breve período de transición (aproximadamente 3 semanas) en el que cesa totalmente su actividad al desprenderse la raíz que comienza a desplazarse gradualmente hacía el exterior del folículo piloso. Superada esta segunda etapa, llegamos a la fase telógena (entre 3 y 4 meses), el tramo final del ciclo vital del cabello, en el que comienza a caer para dejar su espacio al pelo nuevo.
Al compás natural marcado por el ciclo piloso del cabello, lo normal es que perdamos entre 50 y 100 cabellos al día. Ritmo que puede verse extraordinariamente alterado por agentes externos como los factores emocionales derivados de la tensión o el estrés, los endocrinos que suponen alteraciones en la glándula tiroides, las infecciones, la malnutrición, el abuso de productos cosméticos nocivos para el cabello o el postparto, entre otras causas mucho menos frecuentes.
En su compromiso por trasladar la investigación médica a la cosmética y así hacerla accesible a todos sin prescripción médica, laboratorios Vichy nos propone Dercos Aminexil Pro para combatir la caída prematura del cabello. Este tratamiento intensivo de triple acción y eficacia testada bajo control dermatológico, actúa sobre la raíz para fortalecer la fibra capilar y recuperar su densidad original. Al 72% menos de caída del cabello, hay que sumar los efectos de las vitaminas PP y B6 con las que está enriquecido y que revitalizan nuestro cabello para presumir de una cabellera deslumbrante. En cómodas monodosis y con un novedoso aplicador estimulante de efecto masaje, se recomienda usar Dercos Aminexil Pro cada día para un tratamiento intensivo, o al menos tres veces a la semana durante mes y medio.
En cualquier caso, ante la caída abundante del cabello, sólo podemos actuar con prevención y anticiparnos a épocas críticas como el otoño con tratamientos anticaída que alimenten el folículo piloso para reforzarlo de cara a los factores que pudieran atacarlo desde la raíz. De este modo, no se estimula el nacimiento de cabellos nuevos, sino que se evita la pérdida prematura del que ya tenemos.
La aplicación de calor y los masajes en el cuero cabelludo estimulan la raíz del cabello facilitando la oxigenación y la nutrición del folículo piloso. El salón de belleza EVONHÉ de Petrer nos recomienda la línea de productos de prevención de la caída de Ginzakami de laboratorios Kanebo International para hombre y mujer.
Y con la edad…
No hay que olvidar que, con el paso del tiempo, tanto hombres como mujeres pierden densidad en el cabello por la disminución de folículos pilosos capaces de regenerarlo. Es por ello que, llegada la madurez y especialmente después de la menopausia en el caso de las mujeres, el cuero cabelludo comienza a clarear a consecuencia de un cabello más fino y despoblado.
A pesar de que este fenómeno es inevitable, sí es cierto que se pueden paliar sus devastadores efectos con tratamientos anticaída que retrasen la pérdida total del cabello. Y es que en definitiva, además de una alimentación sana y una calidad de vida óptima, sólo la prevención y la constancia nos pueden ayudar a evitar la alarmante caída del cabello.