Para Ecologistas en Acción, la tragedia alimentaria que está a punto de abatirse sobre la población más vulnerable del mundo pone de relieve, una vez más, que el sistema socioeconómico capitalista y sus instituciones (ONU, G8, G20) son causantes del sufrimiento de millones de personas, y no ofrecen respuestas válidas. Por una parte, nos vuelve a recordar que el modelo de desarrollo dominante no nos sale gratis; que saturar los sumideros del planeta nos trae, a través del cambio climático, temperaturas medias más elevadas y fenómenos extremos más frecuentes, como las sequías que se están viviendo en Estados Unidos, Rusia e India, que influyen negativamente en la disponibilidad de alimentos básicos.
Por otra parte, nos alerta de nuevo sobre el funcionamiento de un sistema que permite que los precios de los alimentos básicos, como trigo, maíz, y soja, puedan estar en manos de la especulación financiera, incluso en situaciones críticas de extrema necesidad para grandes porcentajes de la población mundial. Resulta evidente que la crisis alimentaria de 2007-2008 no sirvió para cambiar esta aberración en la que nos encontramos cuando hay alimentos para todos (1). «El mercado alimentario está controlado por una decena de sociedades multinacionales inmensamente poderosas, que controlan el 85 % del maíz, arroz, aceite… Estos amos del mundo deciden a diario quién va a morir y a vivir», según ha denunciado en más de una ocasión Jean Ziegler (2).
Como aberración también es que la acción global contra las causas del cambio climático siga paralizada, casi tres años después de la Cumbre de Copenhague (diciembre 2009), por los intereses de las grandes corporaciones que se benefician del sistema y lo promueven (petroleras, fabricantes de coches, constructoras, bancos, etc.).
Para Ecologistas en Acción un sistema económico y político que no prioriza la supervivencia de las personas no es válido. En estos momentos se vuelve a ver a cuenta de la crisis alimentaria y la vida de miles de personas. El cambio no se puede hacer esperar más, el cambio climático no dará tregua.