A iniciativa de varias asociaciones cívicas y medioambientales, entre las que destacan Tanqueu Cofrentes, Ecologistas en Accion, Greenpeace y colectivos locales de Alcoy, Albacete, Alicante y Ayora, alrededor de 500 personas se congregaron el pasado domingo 13 de marzo ante la central nuclear de Cofrentes para pedir su cierre.

Los manifestantes, un grupo conformado en general gente de mediana edad con sus hijos y veteranos de la lucha (como Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción), pero poca gente joven, organizaron una marcha que arrancó en Jalance a las doce de la mañana y que avanzó durante cinco kilómetros hasta la entrada de la central nuclear. La autoridad policial, de quien los manifestantes destacaron su buen hacer, cerró media carretera para la marcha (para lo que tenían permiso) .

Al llegar al puente de entrada a la central, se montaron unas grandes aspas que representaban el símbolo de la energía atómica, y se leyó un manifiesto de apoyo a las víctimas del tsunami en Japón y a los pueblos del desastre nuclear. Se solicitó que se cerrase la central nuclear de Cofrentes al haber cumplido su período vital y también se demandó que no se aplique la moratoria nuclear (de 10 años), por haber tenido muchas incidencias.

En pleno apocalipsis nuclear en Japón, como definió ayer la situación el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, la energía nuclear está en entredicho en todo el mundo. Sobre la Cofrentes, declaró ayer el responsable de energía de Greenpeace, Carlos Bravo, quien señaló lo siguiente: “la decisión sobre la ampliación de su permiso de explotación, que vence este sábado, depende de la voluntad política del Gobierno. El Gobierno tiene datos suficientes para cerrar esta central por los fallos de seguridad que ha sufrido y porque su producción eléctrica está compensada por las energías renovables. De hecho, España exportó en 2010 tanta electricidad como la que produjo Cofrentes”.

Fotografías y vídeos por Javier Martínez, Eva Martínez y Miguel Rico.