La semana pasada nos dejó Celestino, una gran persona, a él le dedicamos estas palabras:
Con los ojos de un adolescente y las manos de un hombre experimentado en las artes rurales, recuerdo como le daba de comer su pan a las palomas, era toda una experiencia ver como empatizaba con ellas, le brillaban los ojos de júbilo. El tiempo, el campo, la pasión, la vida… habían hecho surco en sus rudas y fuertes manos de hombre tenaz, su rostro, su cuerpo, su vida había sido moldeada por los vientos de la existencia. Tenía la sabiduría, esa que se aprende viviendo, soñando, luchando, trabajando de sol a sol el terruño, empuñando la dura y fuerte madera de la herramienta que poco a poco va labrando nuestras vidas. Un hombre bueno, de convicciones, reflexivo, humilde, amable, leal, a su modo romántico, amante de lo justo, desprendido, sobre todo sencillo y buen amigo, forjado a golpes fuertes, en las brasas del duro trabajo a cielo descubierto.
La mezcla de pasiones y sus recuerdos de niñez en su pueblo natal, le llevaron a cuidar de esos seres de cartón piedra, qué animamos cada fiesta, a los cuales el seguía mirando y mimando con la mirada apasionada de un niño. Celestino era su utilero, su confesor, su patriarca, su guardián desde muchos años, pasaba largas tardes de invierno, cuando el tiempo no permitía laborar, junto a ellos en su guarida. A pesar de su fuerte apariencia, contrastaba con su ternura de niño que un día corrió i bailo a los sones de la dulzaina. El nos contó que almacenaba en su memoria miles de sonrisas de niños a su paso con los nanos i gegants eso le invitaba a vivir y mirar la vida con esperanza, decía…..
Siempre dispuesto, nos esperaba justo antes de cada fiesta para dar repaso a trajes, estructuras, y repasar horarios, durante casi dos décadas compartimos esa magia que el con paciencia nos transmitió. Es merecido y justo, poner en valor la gran labor que Celestino ha desarrollado con empeño para la conservación de esta tradición, toda una fortuna el haber podido compartir con el todo este tiempo, tantas vivencias, y tanta sabiduría de la universidad de su dura vida.Tus amigos de la colla “Ballant en rotgle” te damos las gracias por todo lo aprendido, así como todo lo que has aportado a la cultura de nuestro pueblo con tu labor silenciosa pero tenaz en la conservación de los “nanos i gegants”. Con el aroma de la pólvora que mil veces anunció la llegada dels tabals, dolçaina, nanos i gegants, te deseamos un feliz viaje a tus tierras, querido amigo hasta siempre.
Tus amigos de Ballant en rogle.