Calló
la NOCHE
y entre los
OJOS
de la MUERTE
un BESO
aprisionado
en las coordenadas
de mi CRÁNEO.
Llegará
la madrugada
que me exilió
de La Verdad
y un puñal
por la espalda,
al marcharme,
dejará
la HUELLA
de sus LABIOS
en mis SIENES.
El OLVIDO
se impondrá.
No volveré
a ver su
CUERPO
desnudo,
fotosíntesis
poética
bajo
la MAR,
donde nos
AHOGAMOS
entre
regresiones
y VIAJES
al pasado.
No soy
AVENTURERO,
pero
SOY
capaz
de CREAR
las escenas
más bucólicas
en sus PÚPILAS.
Le he enseñado
a LLORAR
y sonreirá
cuando sus
sábanas
se desangren
al envolver
los CUERPOS
sin ALMA
de otros
«hombres».
Mi boca,
con lengua
de TINTA
y corazón,
no ha pronunciado
NADA,
pero
he desvirgado
el verbo
AMAR.
Que ya marcho.
Que su ESPALDA
y los 77
LUNARES
de su silueta
serán mi tumba.
La MIRADA
del astro
de su izquierda,
el pelo
que aprisiona
el VUELO
de golondrinas
con estelas
AZULES
en las brechas
del final;
desfiladero
hacia
su CUELLO,
serán
los LIRIOS
de mi destierro.
¡Por dios!,
que esta habitación,
refugio,
trinchera,
destierro
de los MUERTOS,
no se convierta
en un estadio
de la MUERTE
tardía
por un carpe diem
vacío.
Haz
de ELLA,
poeta,
la SALA
de cristal
botánica
donde
mi AROMA
a derrota
y LÁGRIMAS
coagule
en la MEMORIA
de la MUJER
que,
aun
queriendo
SER
LIBRE,
doblegó
su instinto
en pos
de la LIBERTAD
intrínseca
que reside
en el VERBO
oculto.
SOY
ya
OLVIDO…
pero
sonreirá
al recordar
mi NOMBRE.