Si algo se aprende del maestro
es que nada importa más que uno mismo.
No es un acto de egoísmo,
sino la sublimación de la vida.
Al fin y al cabo,
como aseveró Schopenhauer,
“la felicidad es solamente la ausencia del dolor”
Y debemos estar preparados:
no huir,
enfrentarnos,
hacerlo nuestro,
dormir con él,
conversar juntos,
llorar en su hombro,
regresar a las estaciones de tren
y esperar…
La espera es una guerra
entre egos de la cual
sólo se beneficia la poesía
y la POESÍA somos NOSOTROS.
Reside en el alma deshecha del flâneur,
del ex-romántico transformado en misógino,
del que creyó ser “poeta” y ahora es POETA,
del solitario que escribe
encerrado en su estudio
sin importarle
lo que los escasos lectores,
y sobre todo LECTORAS,
piensen de él.
Ha PERDIDO muchas GUERRAS.
Está CANSADO,
se siente solo,
HUNDIDO,
le quedan grandes las batallas antifascistas,
las mujeres revolucionarias,
los colectivos,
las diosas árabes,
las chicas aplicadas,
las psicólogas,
las publicistas,
las profesoras de universidad,
las artistas,
las actrices de la lujuria,
las provocadoras in excelsis,
incluso las adolescentes que pasean
bajo su ventana…
Ha superado los estragos
por la falta de sexo.
Está bien como está.
RECLUIDO
entre golondrinas,
en una habitación con aroma
a aguarrás y decenas de libros por leer.
Afronta el final del reto
de un trabajo
del que se siente
tremendamente satisfecho.
Tiene en mente un nuevo proyecto,
esta vez será una novela.
Ahí afuera puede estallar la III Guerra Mundial
o una epidemia de euforia femenina
que él sólo se asoma a las 12:40,
cuando pasa el camión de la basura
con su estruendo y su mal olor,
para ver cómo recogen la mierda
de un día cualquiera…
Ansía ser pintor,
seguir con su serie de desnudos femeninos,
comenzar nuevos cuadros,
ser escritor remunerado
o profesor en La Habana,
Chile o Caracas…
le aterra no sentirse atraído
por la MUERTE
teniendo todavía los 27…
y es que cuando Bukowski
encontró su sitio
ya era tarde,
demasiado tarde
y aunque la vida da segundas oportunidades
la MUERTE
NO PERDONA
ni a ustedes,
ni a mí,
ni A NADIE.
He leído tu poema Pablo y me gustaría con estas palabras, darte ánimos para seguir escribiendo.Quiero decirte que he sentido un escalofrío, una emoción difícil de expresar en lo más dentro. Esta sociedad necesita poetas que como tú se sumerjan en las entrañas de los hombres y mujeres y nos digan a su regreso que es lo que has visto. Un Saludo
Gracias por tus palas, Boni y disculpa la tardanza en la respuesta. No miro los comentarios de los lectores por miedo a condicionarme. Creo que corro el riesgo de auto censurarme y dejar de ser yo mismo. Este periódico confió en mi y cada vez me da más motivos para seguir escribiendo. Como le dije a Luís, «él es mi Jonh Martin» y yo seguiré siendo su «Bukowski».
Es cierto que comentarios como el tuyo consiguen sacarme una sonrisa y me ayudan a seguir creyendo en lo que hago.Sé que sigues de cerca todo lo que hago y eso es un honor.
Muchas gracias por el apoyo.
Salu´!