*Nota: Artículo publicado originalmente en la revista Petrer Mensual nº 25 – enero de 2003
Seguir recordando cuántos había, cómo eran y de qué manera se desenvolvían los establecimientos en la década de los 40, vuelve a ser argumento de mi modesta colaboración. Hoy hablamos del servicio de hostelería de la época, empezando por el mayor entronque, El Hostal. Solamente había uno y estaba situado en el número 3 de la Plaza de Dalt. Su nombre comercial era Hostal de la Plaza de Dalt y lo atendían sus propietarios Lucía Alcaraz y Eliseo Amat.
Todo el tráfico rodado que llegaba a Petrer (vendedores con sus caballerías y carros que venían a la plaza del mercado central o por cualquier otra circunstancia) se hospedaban en este establecimiento, digamos que su clientela era mixta. Seguimos con la Fonda, también había una solamente, estaba situada en el número 10 de la calle Miguel Amat, su nombre comercial era La Fonda de Maso, su propietario y director, Francisco Payá.
Este establecimiento desempeñó un papel muy importante en la época, a parte del dar servicio a los transeúntes también daba posada temporal a funcionarios, empleados y residentes que lo necesitaban.
Casinos, tal como suena, había dos, el de Panets, situado en la calle José Perseguer (actualmente se encuentran las oficinas de obras del ayuntamiento) atendido por Joaquín, Remedios y familia y el de Pebrella (hoy oficinas de cultura del ayuntamiento) atendido por Ricardo, Lina y familia.
Observamos que ambas edificaciones han elevado su rango. La denominación de Casino venía dada porque además de los servicios habituales también ofrecían música ambiental y de baile ya que ambos disponían de un templete exclusivamente diseñado para la orquesta. Frecuentemente actuaban pequeños número de varietés, la mayoría de las veces a cargo de un prestidigitador y su acompañante.
Existían cuatro bares: El Chico de la Blusa, en el Paseo de la Explanada, atendido por Tista y sus padres, la especialidad de este establecimiento era el «Mesclat», con su toque genial del picó del 30.
El Bar Central, en la calle José Perseguer (hoy oficinas del BBV) atendido por Conrado y Asunción, con sus exquisitas salsas.
Bar Tadeo en el número 28 de la calle Pedro Requena, atendido por Tadeo y Domitila, verdaderos especialistas en aperitivos al horno.
El local de recreo del frente de Juventudes, situado en la Plaza de Dalt (hoy y entonces vivienda de la familia Alcaraz) al que también se accedía por la calle Miguel Amat y que lo regentaba el mismo Constantino Alcaraz y lo atendía su yerno Baltasar, su esposa e hija. Aquí tuvimos el primer contacto con la barra muchísimos petrolancos, había bastante manga ancha para disfrutar de sus instalaciones deportivas sin estar afiliados y en la pizarra se recogían los resultados de fútbol que un emisario, en bicicleta, copiaba en Elda de otras pizarras. Eran los principios de quiniela.
Tabernas había dos: la del Afilaó, situada en la esquina que forman las calles Numanica y Almas (hoy solar). No puedo precisar si por el nombre de la taberna se conocía a sus propietarios o por el de ellos a la taberna. Buen vino, habas hervidas y cacahuetes, eran su especialidad.
La taberna de Martinet estaba situada en la parte honda de la calle Gabriel Payá, entre la oficina de cultura y el estanco de Millá. Este tramo de calle tenía dos alturas, con 1,50 metro de desnivel, separado por un muro. El tabernero era Matín Moltó, siendo su especialidad servir ricas viandas. Este establecimiento lo arrendó posteriormente Antonio Cantó, montando el Bar Tonet.
Como dato curioso, según datos de fuentes fidedignas, actualmente Petrer tiene censados 122 establecimientos hosteleros, contando bares, hoteles y restaurantes.Sabiendo que las comparaciones son odiosas, observemos 600=246.