¿Quién dijo que en el campo todo es paz y tranquilidad? Falso, habiendo una familia de grajillas cerca, el escándalo está servido. Chillan para llamarse entre ellas, chillan para dar la alarma, chillan a los intrusos, que persiguen y espantan, hasta los pequeñas crías arman gran escándalo, antes, durante, y después de que los padres les den de comer, que por cierto todo les parece poco y siempre están hambrientas.
Después de varios días de observación, por fin se asomaron. Las crías, y resulta que solo habían tres, yo hubiera apostado que por lo menos eran seis o siete, tal era el escándalo que formaban cada vez que entraba algún padre a cebarlas.
En fin, que aunque no tengan colorido en sus plumas y carezcan de un canto bonito, no dejan de tener cierto encanto, gracia y belleza, observarlas es sinónimo de entretenimiento, pues siempre están haciendo algo, no paran ni un momento.
Menudas fotos que has hecho «pajaro» estas no las había visto yo.