Arruí

Galería de fotografíasGalería de vídeos (10)

Arruí

El arruí es una especie de origen africano que tiene su hábitat natural en zonas montañosas áridas y semiáridas del desierto del Sáhara y de sus estribaciones. Son de color pardo, con tonalidades parecidas al color de la arena, lo que les permite camuflarse de sus predadores en sus lugares de origen. En ellos destaca su cornamenta, que está enrollada en forma de medio círculo.
Los machos y las hembras se diferencian fácilmente por el mayor tamaño de los machos, que además presentan unos cuernos más largos y anchos y una pelambrera pectoral mucho más desarrollada. Otra característica diferencial de los arruís es su cola, más larga que la del resto de artiodáctilos.

La introducción de la especie fuera de su territorio natural comenzó con la adquisición de ejemplares por parte de zoológicos europeos y norteamericanos. Posteriormente, a principios del siglo XXI, se liberaron las primeras especies en Texas, Nuevo Méjico y California.
En España se introdujo la especie por primera vez en Sierra Espuña, en 1970, con el objetivo de aumentar la diversidad de especies cinegéticas. Desde entonces, ha ido colonizando nuevos territorios y se ha ido introduciendo paulatinamente en cotos cinegéticos privados vallados. En 1990, una fuga de 49 hembras y 10 machos en una finca en la Sierra de Peñarroya y, posteriormente, otra de 5 ejemplares en 1999 en otra finca de la Sierra de Aitana, provocaron la rápida dispersión de la especie por la provincia de Alicante.

Si a estas fugas, supuestamente accidentales, les sumamos los testimonios de varias personas que afirman que vieron cómo se soltaban arruís desde un camión en la Serra del Maigmó, entenderemos por qué el Paisaje Protegido está considerado el enclave con mayor densidad de la especie en todo Alicante.

La ausencia de predadores sobre los ejemplares adultos, a diferencia de lo que ocurre en su origen natural, donde los chacales son sus principales enemigos, y la alta capacidad de adaptación que ha mostrado la especie han favorecido su rápida extensión. Sin embargo, en la actualidad, prácticamente ha desaparecido en su área de distribución natural.

Estos hechos, sumados a la falta de estudios sobre los efectos de la especie en el monte mediterráneo y su inclusión en el catálogo valenciano de especies exóticas invasoras, han provocado un gran debate social entre defensores y detractores del arruí.

Por un lado, se puede comprobar que el arruí goza de un alto grado de aprecio y simpatía por parte de la población local. De hecho, han sido numerosas las manifestaciones que se han convocado para proteger a la especie siempre que se ha organizado alguna batida dentro del ahora Paisaje Protegido.

Por otro lado, el arruí también es muy apreciado por las sociedades de cazadores ya que, si se hace una adecuada gestión cinegética de la especie, puede contribuir a proporcionar unos ingresos económicos importantísimos para la maltrecha economía rural.
Además, la especie juega un importante papel por su labor ecológica como sustituta de los rebaños de cabras y ovejas, tan abundantes hace unas décadas pero muy escasos en la actualidad.

Estamos ante una especie exótica invasora, que tiene una tasa de reproducción muy alta, con una media de dos crías por parto, con un parto en primavera y otro bastante frecuente en otoño y que, además, provoca daños a la agricultura, sobre todo en los campos de almendros y olivos, dos especies a las que se les tiene una especial predilección.

El arruí es una especie oportunista que aprovecha una alta variedad de flora, lo que supone un grave peligro para la supervivencia de algunas poblaciones de especies amenazadas y/o protegidas. Sin embargo, los pastos herbáceos se benefician del pastoreo que ejerce el arruí, llegando incluso a depender de él, como es el caso de algunas comunidades vegetales protegidas por la directiva de hábitats y que se encuentran en el Paisaje Protegido.

En el caso de la vegetación arbustiva leñosa la situación cambia, ya que se ve afectada por el ramoneo y puede verse degradada e incuso desaparecer si la presión de arruís es demasiado fuerte.

En este sentido, a tenor de los resultados de un estudio realizado en el Parque Natural de Sierra Espuña, se puede decir que, por regla general, el arruí prefiere el pasto herbáceo pero, cuando este escasea o es de muy baja calidad, ramonea principalmente sobre matas y pequeños arbustos, a diferencia del ciervo y la cabra montés, que suelen preferir arbustos grandes y árboles.

Su comportamiento se asemeja más al de la oveja y el muflón y su efecto sobre especies gimnospermas como los pinos, enebros o sabinas es casi nulo, aunque si las presiones son elevadas puede afectar a especies no muy abundantes como el durillo, el madroño o el labiérnago y al regenerado de quercíneas como la carrasca y la coscoja.

Ante todas estas consideraciones parece lógico aceptar que es necesario un estudio profundo y exhaustivo de los efectos de la especie sobre la vegetación del Paisaje Protegido para, a partir de esos datos, tomar las medidas necesarias para realizar una gestión agroforestal acorde y que permita alcanzar un equilibrio adecuado.

En cuanto a su ecología, en los arruís destaca su capacidad para pasar largas temporadas sin beber, lo que les ha permitido ocupar casi todos los hábitats del Paisaje Protegido, aunque suelen permanecer la mayor parte del tiempo en zonas de matorral, en pastizales y en ambientes rocosos.

Presentan máxima actividad durante el amanecer y atardecer, aunque permanecen activos tanto de día como de noche, con periodos más o menos prolongados de descanso.

Como la mayoría de ungulados, los arruís son especies sociales que viven en rebaños formando pequeños grupos de machos adultos y grandes rebaños de hembras y jóvenes que, en ocasiones, pueden superar el centenar de ejemplares. Llegada la época de celo, los machos se separan y compiten por las hembras.

A diferencia del muflón, el arruí no se distribuye por Europa y en España aparece principalmente en las montañas de Alicante y Murcia y algunos grupos en la mitad meridional.

La población de arruís presente en el paisaje protegido se estima en alrededor de 600 ejemplares, repartidos a lo largo de todo el territorio pero con algunas localizaciones más frecuentadas, como L’Avaiol, el Alt de Peret, Les Fermoses, la Serra del Maigmó, Palomarets o Els Xaparrals.

Por Ramón García Pereira y la Asociación de Amigos del Valle de L’Avaiol – Para saber más: Libro-guía del Paisaje Protegido Serra Maigmó-Sit

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *