Un año más, el Desfile Infantil y el posterior homenaje a las Rodelas preparó el ambiente de cara a las inminentes fiestas de Moros y Cristianos 2012. Pero, en esta ocasión, las novedades, junto con los pequeños, fueron las protagonistas de estos actos que pasaron la prueba de fuego con nota.
El Desfile Infantil hacía su aparición radiante en la calurosa mañana de ayer con los primeros dos cambios acometidos por la comisión: la hora y el punto de partida. A las once y media iniciaban el paso los futuros festeros de Petrer desde la Plaza de España, iniciando un itinerario distinto y más largo de lo habitual que finalizó en Sancho Tello con todas las calles engalonadas para la ocasión.
El toque de espectacularidad corrió a cargo del boato moro, encargado de abrir el acto festero y dar paso a las filas de sus comparsas, así como del cristiano, que hizo lo propio con su particular ambientación. El color y la alegría, vinieron de la mano de las coloridas y desacompasadas filas y la guinda de este pastel festero la pusieron, como no podría ser de otro modo, todas las rodelas, tanto las del pasado año, que fueron portadas en carrozas individuales, como las de estas fiestas, unidas en una carroza común que cerró el desfile.
El otro gran cambio, o «mejora», como prefiere denominarlo la presidenta de la Unión de Festejos, Teresa Villaplana, de este preludio se haría factible en torno a la una del mediodía en un abarrotado Teatro Cervantes, que fue por primera vez en su historia marco del homenaje a las Rodelas. En este enclave cultural, y con el calor de un público entregado, las rodelas del pasado año se despidieron de sus cargos, pasando el testigo a las pequeñas representantes de las comparsas en este 2012.
Esta sinergia surgida entre el acto y el Teatro Cervantes llevó a la presidenta a plantear la posibilidad, en pleno discurso, de hacer de este espacio local el escenario fijo para este homenaje.