No estamos ante una ola conservadora y de bárbaros patriarcales, asistimos a una ofensiva del capitalismo para remontar su crisis estructural y acude para ayudarle su patriarcal cooperador necesario de la opresión.
Las mujeres somos una fuerza de trabajo secundaria y desvalorizada. Se encargó de ello el patriarcado con la división sexual del trabajo y se beneficia el capitalismo. El 15,2 % de nosotras recibe ingresos menores o iguales al salario mínimo interprofesional, nuestro salario medio anual representa el 78% del masculino, el porcentaje de mujeres en el total de asalariados con ganancia baja es del 64,2% y la única razón de que la tasa de actividad femenina se elevara hasta el 52,3% fue por el uso de nuestra abaratada mano de obra para presionar a la baja al conjunto de la clase obrera. Ubicadas en los niveles más bajos de la clasificación profesional, en actividades marcadamente feminizadas y con peores condiciones, alcanzamos ya una tasa de paro del 23, 40%. Hoy las políticas de ajuste de la oligarquía que imponen recortes en los servicios públicos de educación, sanidad, ayudas a la maternidad, a la dependencia, centros de tercera edad, etc. nos afectan de modo especial al ser nosotras quienes soportamos la mayor parte de ese trabajo socialmente necesario.
Si la reforma del sistema público de pensiones alejó de nuestro horizonte el acceso a una pensión digna, al hacer imposible compatibilizar empleo, cuidados y jubilación, las últimas medidas respecto al mercado laboral debilitan todavía más la posición de las trabajadoras al darse vía libre al despido por acumular faltas de asistencia al trabajo, incluso justificadas.
La sobrexplotación, el trabajo invisibilizado, gratuito y la opresión es todo lo que pueden ofrecernos. Si el binomio mujer y pobreza se va extendiendo, si dentro del capitalismo el retroceso del patriarcado siempre fue una formalidad estética, organicemos la única vía para enfrentar la crisis capitalista que, lejos de mareas violetas, está en la lucha por un proyecto revolucionario comprometido con la emancipación de las mujeres.
Dentro del capitalismo no existe salida a nuestras demandas, sólo cabe explotación y opresión. La derrota del patriarcado, imprescindible, junto con la superación del capitalismo, es nuestra única posibilidad. Para ello la lucha de las mujeres por su emancipación tendrá que articularse y buscar espacio propio, con el conjunto de la clase, en un frente Obrero y Popular por el socialismo, que en un proceso de acumulación de fuerzas haga realidad nuestra única posibilidad efectiva de emancipación de clase y género.