Llegar a comprender, a captar cual es la esencia que subyace bajo este movimiento, cual es la conciencia que mueve a la gente que se encuentra luchando desde su propia vivencia, adaptando la experiencia y el conocimiento de errores del pasado para mejorar y evidenciar lo que es susceptible de ser mejorado. Aquí no se trata de criticar ni al sistema ni a nadie, no se trata de tirar nada abajo, no se quiere perder energía en este menester, se trata precisamente de enfocar esa energía en lograr todo lo que es necesario para mejorar nuestro sistema social, en el que vivimos todos, y cuya mejora beneficia a todos, aunque algunos no puedan aún vislumbrarlo.
La sociedad en masa adquiere conciencia de base, hay algo que se percibe, que une y que lleva a una acción, sin enfrentamiento, sin desear el lugar ni el puesto de nadie, solo ejercer el papel que nos corresponde, ya que todos somos importantes y necesarios en el lugar que nos encontramos.
Dejar el mundo del pensamiento y profundizar en el de las ideas que son las que nos motivan en inicio a actuar, llegar a ese motivo primigenio que nos impulsó a escoger un camino, que muchas veces hemos equivocado revistiendo de pensamientos, excusas, volver a esa inocencia, hacer esa reflexión, nos hará hallar cual era el motivo de nuestra existencia y tras ello, haremos mejor nuestra labor.
Estoy segura que la mayoría de la gente que se mete a desarrollar una labor política en principio su idea impulsora es buena, seguro que piensan que pueden dar algo a la sociedad, pero desgraciadamente cuando se meten en el sistema, en vez de buscar el modo de mejorarlo se adaptan a el dejando sus ideales a merced de lo “políticamente correcto”, es decir, vendiéndose de una manera u otra por un plato de lentejas, perpetuando el error, incluso convirtiéndose en guardianes del mismo.
Como ya se ha expuesto la propia evolución nos impele a mejorar, los rasgos del carácter que afean nuestra conducta tienden a ser suprimidos, ya que se comprende que a la larga son nocivos para la especie, y esto es algo ya inevitable, aunque solo sea por estética y no por ética. Es una manera de hacer que los grandes egos entren y acepten el nuevo sistema.