El próximo Jueves día 31 tendremos la suerte de contar con la presencia de Marcos Ana y sobre este poeta, luchador infatigable y memoria viva de las cárceles franquistas, quiero manifestar lo que ha significado, en diferentes épocas de mi vida, su vida y su obra.
Mi primer recuerdo sobre él es de cuando yo rondaba los 20 años, por los años 70 (sí, aquellos años, y soy consciente de la redundancia), en los que la juventud hervía de ansias de libertad y de justicia social, en la que confiábamos ciegamente en que fácilmente íbamos a conseguir vivir en un mundo lleno de paz, de solidaridad y de sostenibilidad, eso que algunos llamábamos “socialismo democrático” o “socialismo en libertad”. Pues por aquella época, digo, apareció una entrevista en la revista “Por Favor” de un tal Marcos Ana. La leí y se la comenté a varios amigos, y al tiempo, como si todos estuviésemos de acuerdo, en Alicante se paso a “ciclostil” y se puso en marcha la “multicopista”, y se inundó por todas partes de la copia de aquella entrevista.
En aquella entrevista, este expresidiario político que había “quemado” 23 años de su vida ininterrumpidamente en las cárceles, hablaba con una ternura exquisita, sin rencores, compensando sus penalidades con la satisfacción de no haber sido nunca doblegado en sus ideas. Hablaba de su primera experiencia sexual al salir en libertad con una prostituta, a la que al contarle un poco de su vida lo trató con el máximo amor que supo, no le cobró y lo dejo plácidamente durmiente en la alcoba. Sobre esto, Marcos Ana contaba cómo, al despertar y encontrarse con el dinero, pensó en volver a repetir, pero amanecieron sus sentimientos firmes y pensó en que repetir sería perder el embrujo de haber compartido algo con aquella buena mujer, así que se fue a una floristería, encargó un ramo de flores y se lo hizo llegar. Nunca más la volvió a ver.
Cuando, hace poco, estando yo a punto de alcanzar los 60, tropiezo con su libro “Decidme cómo es un árbol”, me encuentro en otro momento vital, con apatía por mi parte y pensando en que había pocas cosas por las que valiera la pena luchar. No obstante, penetro en su lectura, lo devoro y es como si hubiese recibido una gran dosis de vitaminas que hicieron que me pusiese en marcha de nuevo, pues el ejemplo de una persona de 90 años, con su firmeza y constancia, creo que se ha ganado el derecho a que la generación siguiente no olvide sus esfuerzos ni deje de pensar que “otro mundo es posible”.
El Ateneu Cultural Republicà, del que formo parte, ha tenido la satisfacción de nombrar a Marcos Ana socio de honor. Seguro que mañana nos cuenta más historias y reflexiones para que no se apague nuestro fuego de espíritu, sin el cual estamos perdidos.
Enhorabuena al Ateneu Cultural Republicá, por la acertada elección del conferenciante.! No faltaré a su cita¡
Un bell article escrit amb el cor d’un demòcrata. N’hi ha pocs, encara que alguns diuen i diuen que vivim en democràcia, miau!
Extraordinari, Antonio. Com diu Marcos Ana:
«Ni rencor, ni venganza, ni olvido»
Fuí anoche a ver a Marcos Ana y aun sigo emocionado.Hacia mucho tiempo que no tenia frente a mí a una persona de la talla humana de Marcos.
Los versos que recitó de su libro «Decidme como es un arbol» me hicieron saltar las lágrimas,! pero de emoción¡.
! Qué lastima que hayan tan pocos Marcos ¡
De nuevo mi más sincera felicitación al Ateneu.(Apuntaros un 11)
salud y república y desear a Marcos que esté con nosotros otros 91 años.