“Una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales» [Mahatma Gandhi].

Los actos de crueldad contra los animales que manifiestan brutalidad e inhumanidad son inaceptables. No sólo por lo que pueden representar culturalmente sino por que actitudes de este tipo son incompatibles con el progreso moral de una sociedad. Por esto, un año más, numerosas organizaciones nos unimos de nuevo a una iniciativa popular que pretende expresar un rechazo absoluto y tajante a las corridas de toros y a cualquier práctica que involucre la tortura de los animales.

Nos avergonzamos de que en una sociedad como la nuestra siga habiendo un grupo de personas que aplauda y se regocije con el sufrimiento de un animal. Sin embargo, son cada vez menos los que muestran su apoyo a esta vergüenza nacional; se les acaban las explicaciones ante el grito ético y argumentado de los que conformamos el colectivo antitaurino. Porque no hay cómo explicar las atrocidades que se cometen antes y durante el deprimente espectáculo.

Sufriendo el estrés del transporte junto con la ausencia de agua y comida son golpeados y narcotizados para debilitarlos antes de entrar en la plaza, donde se les clavará rápidamente una puya y empezarán a destrozarse sus músculos, nervios y vasos sanguíneos con banderillas, mientras una oleada de alaridos clama por su muerte. Además, siendo el toro un animal herbívoro es pacífico por excelencia por tanto, lo que le incita a atacar es el miedo y el dolor al que son sometidos. A esto ellos lo llaman “el noble destino del toro”…

Aún así, siguen diciendo que el toreo es un arte porque de éste han nacido obras de arte del mismísimo Goya, Lorca o Sabina… ¿Acaso no han nacido obras de arte de guerras, martirios y batallas campales? Por arte o por cultura, en la antigua Roma se estuvo matando a los cristianos durante muchísimo tiempo, pero esto se superó, como la tauromaquia debe ser superada. Se les llena la boca con que sin el “arte del toreo” el toro de lidia desaparecería olvidando que muchas especies en el mundo no tienen ninguna utilidad directa, y por ello nadie se ha planteado exterminarlas, sino que se ponen los medios para que esas especies sobrevivan.

¿Por qué el toro de lidia no puede ser una de ellas? Al final de todas sus mentiras, los taurinos tachan de fascistas a los que argumentamos la defensa del animal, ya que atentamos contra su libertad pero, ¿qué libertad es la que se invoca para hacer el mal?, ¿existe la misma libertad para robar, o matar?. En nuestro país se supone que ni siquiera puedes maltratar a un perro porque te lo prohíbe la ley.

Es nuestra obligación destacar que las corridas de toros no seguirían instalándose en nuestras ciudades sin las empresas y los Ayuntamientos cómplices de la matanza. No podemos permitir que, a pesar de tener a gran parte de la población en su contra y de la inversión de dinero público que se hace en el mantenimiento de la barbarie, los políticos de nuestras ciudades sigan haciendo lo que les viene en gana en frente de nuestras narices. Es hora de acabar con el negocio de las barbaridades y con los estereotipos patrióticos abanderados por la tortura del animal y el machismo.

Nuestra respuesta ante la masacre animal y la complicidad institucional es la propuesta de una alternativa cultural y de ocio de verdad que convierta la Plaza de Toros en un centro polivalente que sacie las carencias de las y los jóvenes de nuestra ciudad.