Pasadas las dos del mediodía, y posiblemente debido a las recientes lluvias, diversos desprendimientos en el montículo de las Cuevas de la Bienvenida, en la ladera este del castillo, han reabierto el tapiado de la boca de una mina clausurada hace más de 20 años. La policía local rápidamente ha vallado el lugar, que más tarde ha recibido la visita de técnicos del ayuntamiento, quienes han constatado, en principio, la poca peligrosidad del desprendimiento, a pesar de ser una zona que ya ha vivido episodios como el de hoy.
Según cuenta la vecina colindante, quien ha vivido toda su vida en la zona, se trata de una antigua mina de argila y arcilla, que se quemaba para hacer cemento. Posteriormente, el vecino Andrés Vicedo, quien trabajó en estos menesteres en su juventud, nos ha confirmado estas palabras y ha añadido que hará unos 50 años que dejó de explotarse por falta de rentabilidad, aunque no se tapió entonces ya “que no hay ningún peligro. La roca del interior es muy fiable”.
Como se muestra en las imágenes que acompañan estas líneas, la cueva-mina es de considerables dimensiones (unos 15 metros de anchura por 4 de altura).
Andrés Vicedo nos contó que allí habia una auténtica fábrica de cemento. Nos contó que traían desde La Encina camiones de carbón de baja calidad (del que sobraba de la vía), los trituraban y los mezclaban con la arcilla de la mina para hacer cemento rápido tipo «Portland» .
La arcilla mezclada con el carbón se metía en un horno («calera») que estaba enfrente, y se cocía con leña. Después se trituraba con un rulo, y ya estaba hecho el «portland».
un saludo