Eufemia Payá Juan, colaboradora de esta publicación y una de las veteranas más notables de la ciudad, ha fallecido hoy, rodeada de sus familiares, a la edad de 90 años. La familia comunica que no se celebrará entierro religioso y que los interesados pueden pasar a despedirla en el tanatorio de Elda-Petrer durante el día de hoy (hasta las 12 de la noche) y mañana (hasta las cinco de la tarde).
De carácter abierto y sociable, Eufemia fue siempre un rostro muy popular en la localidad, desde sus tiempos mozos como enfermera ayudante en la consulta de su padre y su hermano, los médicos Antonio Payá padre e hijo, hasta las célebres recetas de cocina y reflexiones que, ya más crecida, ha ido ofreciendo en los medios de comunicación locales, como Radio Petrer, El Carrer, Petrer Mensual y en este mismo diario. Sus inquietudes políticas, siempre cercana a la izquierda, y su espíritu alegre y jovial la hicieron ser conocida por diferentes generaciones, que siempre han reconocido en ella a una mujer valiente, adelantada a su tiempo y de gran inteligencia.
Desde esta publicación, recordando eternamente su sonrisa y sabias palabras, y a la espera de reunir fuerzas para escribirle el sentido homenaje que merece, le cantamos este poema catalán:
El valle del río rojo
Encontraremos a faltar tu sonrisa.
Dicen que nos dejas, te vas lejos de aquí…
pero el recuerdo del valle donde viviste…
no lo borra el polvo del camino.
Tu frente lleva la luz del amanecer…
ya no tienes dolores y trabajos.
y el vestido mojado de rocío…
tan rojo como el río del valle…
Cuando llegues arriba de la cordillera…
mira el río y el valle que has dejado…
y éste corazón que ahora llora la pena…
tan amarga de tu despedida….
La vall del riu vermell
Trobarem a mancar el teu somriure.
Diu que ens deixes, t’en vas lluny d’aquí…
però el record de la vall on vas viurre
no l’esborra la pols del camí.
El teu front duu la llum de l’albada…
ja no et solquen dolors ni treballs
i el vestit amarat de rossada
tan vermell com el riu de la vall.
Quan arribis a dalt la carena
mira el riu i la vall que has deixat
i aquest cor que ara guarda la pena
tan amarga del teu comiat.
Sentimos mucho la pérdida irreparable de la abuela, pero los nietos debéis estar contentos porque habéis disfrutado de ella muchos años. Un beso muy fuerte para toda la familia.
Una pérdida irreparable.
Mi sincero pésame a Helios Villaplana y toda su familia.
Descanse en Paz
Fué un honor conocerte,Eufemia!!!Fuiste la gran mujer CORAJE.Llamabas
a las cosas por su nombre,inteligente,con tu doble intención se te entendía perfectamente,con esa ironía que te caracterizaba y con tu alegría contagiabas a los que te querían;familiares,amigos,conocidos…
Ahora da fuerza a esa tu familia que tanto querías,que te recuerden tal
como eras.
Una vida muy larga,pero feliz y satisfecha de ella.Te has ido con la certeza de haber sido un ejemplo a seguir..
Un abrazo muy fuerte para toda tu familia.GRACIAS POR SER COMO ERAS!
Tia, yo no aprendi a decir adios, no se si me voy a acostumbrar a
no volver a verte jamas. Se que fue un verdadero privilegio tenerte
como tia y no tengo nada para decir, pues tengo que aceptar que las personas mas queridas tambien se van.
Ni te puedes imaginar las «saudades» que voy a sentir por ti, y los buenos momentos que me hacias pasar, como eras jovial y divertida.
Eras y siempre seras, verdaderamente una persona maravillosa a la que siempre tuve un gran cariño y gran admiración.
Un grande vacio me vas a dejar, con tu buen humor ironicamente correcto. Siempre recordare tus famosas frases «tres peos», «fuera magisterio» , y tus famosisimas «empanadillas» insuperables en sabor.
Gracias tia, muchas gracias por haber contribuido con tus ideas e forma de ser en una parte de mi vida…..
Prometeme que te cuidaras mucho donde quiera que estes ahora….
Antoñin
Echaremos de menos tu sabiduría, tu sinceridad y tu compañía (en esos ratos en que nos taladrábamos mutuamente; a ver quién hablaba más…). Yo también me siento feliz de haber tenido la oportunidad de cruzarme en tu camino, de haber aprendido de tus ganas de vivir hasta el final, a pesar de que la vejez no te gustaba nada… Y es que tú siempre fuiste una joven encerrada en un cuerpo que iba creciendo…
Un abrazo eterno, Eufemia…
Una tremenda persona, con tan solo unas horas de amabilidad conseguiste hacer realidad el sueño de la Senegalesa Mery, haber recibido una hospitalidad y ejemplo que la mayoría de los gobernantes son incapaces de dar. Eras todo un ejemplo de persona llena de humanidad.
Que tengas buen viaje.
Un grandísimo abrazo para Eufemia y el pésame para toda su familia de parte del «chico fino que me trae la lotería», como ella solía decir. Echaré de menos repasar con ella la actualidad del día, el recordar alguna historia del pueblo que yo no llegué a vivir y releer alguna de las cartas que recibías de personas a las que tú escribías, entre ellas aquella de Leire que tanta ilusión te hacía a tí.