El conseller Juan Cotino presentó hace unas semanas en el ayuntamiento de Elda, ante responsables políticos de ayuntamientos de toda la comarca, el Plan de Estrategia Territorial que el Consell ha diseñado para la zona del Vinalopó con un horizonte de 20 años. Se trata de un ambicioso proyecto que marca las líneas maestras de la política territorial, que van a determinar los procesos de transformación y cambio que vamos a vivir en el futuro a corto y medio plazo. El jefe del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Petrer, Jesús Quesada, ha colaborado estrechamente, dentro de su ámbito, en la realización de esta estrategia, y nos hemos reunido con él para que nos aporte más detalles.

En primer lugar, nos comenta Jesús, “el trabajo realizado en esta estrategia, más allá de los resultados que iremos viendo, es el cambio que se ha asumido en la forma de entender el territorio. Este plan trata de aunar esfuerzos urbanísticos en escalas mucho mayores que las hasta ahora seguidas, que por tradición han sido locales. Aquí no hablamos de ciudades, hablamos de territorios, buscando sinergias, oportunidades y estructuras viables de crecimiento para toda una zona”. Es un cambio profundo que Quesada resume como el “siguiente escalafón en la evolución del urbanismo”, y que va a evitar “que ningún alcalde se sienta un “reyezuelo” en su municipio decidiendo unilateralmente”.

Para Quesada, este cambio de concepto hacia una visión de conjunto “era algo que ya tocaba”, acaso la encarnación lógica en política del territorio de los conceptos de competitividad y sostenibilidad. “De igual forma que se está haciendo con las plantas de tratamiento de basuras o con los polígonos industriales”, nos explica el doctor arquitecto, “el futuro está en reducir costes y aunar esfuerzos, porque las inversiones en infraestructura cuestan mucho dinero”. Y más allá de eso, la estrategia también marca las potencialidades de crecimiento del territorio, que se integra como un todo frente a otros. El ejemplo de Quesada es muy gráfico: “no se trata de que Elda sea competitiva con Petrer o Petrer lo sea con Sax; se trata de que la zona del Vinalopó sea competitiva como territorio, por ejemplo en materia industrial, con otras zonas del país. Un cambio que sólo se puede operar desde un gobierno supramunicipal”.

Para ello, el primer análisis ha de ser “quiénes somos y dónde estamos”. El plan señala un gran potencial económico en activos culturales y paisajísticos, en un turismo de calidad, potenciado también por la gastronomía, y en la creación de redes empresariales en sectores industriales, así como la consolidación de la zona como un referente logístico. Quesada coincide en estos planteamientos: “Elda-Petrer es una de las principales conurbanizaciones de la Comunidad Valenciana, con casi 100.000 habitantes, 50.000 más si ampliamos la zona de influencia y pensamos en localidades también muy cercanas, como Monóvar o Sax. Formamos parte del eje Mediterráneo, estamos a una distancia perfecta de la costa, del aeropuerto, tenemos buenas comunicaciones, etc. Estamos en un sitio fundamental, pero ahora mismo no estamos exprimiendo nuestro potencial”. Todo esto está ahí, como la realidad de que el litoral se encuentra bastante explotado y que todos los analistas auguran un mayor crecimiento a nuestra zona de interior, “pero hemos de ser nosotros los capaces de conseguir sacarle partido. Con esto me refiero a que se harán infraestructuras importantes, y tenemos un suelo industrial barato que hay que potenciarlo de cara al exterior, pero no van a haber, digamos, ayudas económicas específicas para que haya un desarrollo en un sentido que nos ponga las cosas en bandeja, sino que se trata de crear un forma de trabajo que haga resaltar nuestras virtudes competitivas como zona. Hay que poner en valor nuestras fortalezas”.

En este sentido, y siempre pensando que el plan no se centra en un línea única de actuación, sino “en varias potenciales”, hemos de buscar “el equilibrio en nuestro tejido económico. Si éramos una zona de agricultura que posteriormente se industrializó, ahora lo que ocurre es que nos estamos terciarizando; cada vez el sector servicios ocupa a una mayor población. Este enclave tiene el potencial para destacar en las tres áreas, aplicando valores como la investigación, el desarrollo, la innovación y los avances tecnológicos”. Según Quesada, “cuando hablamos en la zona de potencia industrial y logística, no nos debe venir a la mente la industria tradicional manufacturera. Nuestro fuerte competitivo ya no es una mano de obra barata, debemos espabilar y contemplar otros sistemas y otros modelos, por ejemplo una fábrica de diseño con decenas de personas trabajando con ordenadores”.