La frase “antiguamente hacía más frío” o “antes nevaba más” la hemos oído un sinfín de veces en la calle, de nuestros mayores, en la televisión cuando se han producido acontecimientos meteorológicos llamativos o incluso las consecuencias producidas por dichos fenómenos. Casi siempre, a mi entender, se peca de exagerado porque la memoria meteorológica es bastante efímera y, pocas veces nos acordamos de lo que ocurrió más allá de dos o tres años atrás, como mucho, sino lo relacionamos con algún acontecimiento personal. Retenemos en la memoria lo que ocurrió en una fecha o a lo largo de una estación porque nos afectó, principalmente si fue de forma negativa, pero si no es difícil. Me atrevo a pensar que serán muy pocos los lectores que recordarán que en la segunda quincena de enero de 2005 se registraron heladas mucho más fuertes que las de este año o que el verano del 2003 fue más caluroso que el último que hemos vivido. Hemos de insistir en un punto, los datos sobre registros meteorológicos completos se vienen realizando de forma correcta desde hace 60 años, por lo que si nos remitimos a las eras geológicas o del hombre en nuestro planeta (por irnos muy lejos, que no hace falta), lo que podemos saber con seguridad es que el tiempo es cambiante porque la morfología de la superficie terrestre, las corrientes marinas, la latitud, la altitud o la acción de la masa atmosférica, entre muchas otras cosas, difiere de un lugar a otro y estamos carentes de datos para decir que “antes hacía más frío” o que “ahora hace más calor que antes”.
Pero hay excepciones que confirman la regla, y la continuidad de las situaciones que vienen caracterizando a la atmósfera desde mediados de diciembre hacía bastantes inviernos que no se presentaba. Hasta esas fechas, el clamor popular reflejaba la sorpresa e incluso la alarma por la falta de lluvias y por los altos valores termométricos, pero a partir de entonces el panorama cambió y de qué manera. Las borrascas que se generan en el Atlántico se desplazan una tras otra alcanzando la Península Ibérica. Esas depresiones, tras producir lluvias cuantiosas en muchas regiones peninsulares (excesivas en muchas comarcas del sur), fuertes vientos de poniente o del suroeste y hasta nevadas en lugares en los que no son frecuentes, se sitúan en nuestro mar Mediterráneo favoreciendo entonces los vientos de componente norte (recuerden que en las borrascas los vientos giran en sentido contrario a las agujas del reloj) y, en consecuencia, la entrada de aire frío, lo que hace que se prodiguen las nevadas en la mitad septentrional. Después vuelta a empezar. Casi sin tiempo de haber guardado el paraguas y habernos arropado más, una nueva borrasca comienza a dar muestras de su existencia entrando la mayoría por el Golfo de Cádiz, que son las que afectan a nuestra comarca y en general al levante peninsular.
¿Quién es el culpable de todo esto? Es el Índice de la NAO.
El índice de la NAO (Oscilación del Atlántico Norte) se define como la diferencia anómala entre la alta presión subtropical (Azores) y la baja presión polar (Islandia). Tiene dos fases: positiva y negativa. Para ver la influencia en el clima de nuestra comarca y en general del levante y del resto del país lo vamos a explicar de forma muy sencilla. En la fase positiva en la península Ibérica disminuye la precipitación invernal mientras que en la negativa la trayectoria de las tormentas se desplaza hacia el sur. Este aire húmedo desplazado hacia mediterráneo trae al sur de Europa un aumento de la precipitación, y frío a la Europa del norte.
Lo que está pasando este año es que estamos bajo la influencia de una fase negativa del índice NAO, y según las previsiones el ciclo puede durar de dos a tres lustros (algo que ocurrió en los años 60, 70 y primeros 80) y si las previsiones se cumplen, vamos a tener inviernos “como los de antes”.
Algunos si tenemos memoria del tiempo que ha hecho en Petrer en los últimos cincuenta años y ciertamente que este invierno ha sido de los mejores que recuerdo, ojalá que se cumplan las previsiones que dices que apuntan a un ciclo de inviernos frios con nieve y lluvias abundantes.
!Y es que la primavera se presenta espectacular y rompedora¡
Un saludo
Soy amante de la cultura popular porque se puede aderezar con la ciencia y del resultado se sacan exquisitas conclusiones. Dice el refranero popular valenciano que: «tantes gelades de març, tantes nevades d´abril». Lo que quiere decir que el venidero mes de abril puede tener días puntuales de frío. Digo «puede» porque la climatología es una ciencia casi inexacta, porque influyen demasiados factores para que las previsiones a largo plazo se cumplan (nos podemos equivocar a previsión de un día para otro, pero eso se debe principalmente por la acción atmosférica). Sea lo que fuere, las previsiones están ahí y la Climatología Regional es la ciencia más difícil de predecir.
A mi parecer no opino que este invierno ha sido raro, pues las condiciones climatológicas de éste han sido las adecuadas de un invierno ejemplar; ha hecho frío cuando ha tenido que hacerlo, eso es lo normal. Aún mejor las precipitaciones de lluvia y nieve que han sido abundantes, ojalá este ciclo siga igual, pues la gente que estamos día a día en el campo hemos visto la recuperación que han tenido nuestros montes en los últimos dos años.Y sí, comparto con Luis que este año va a ser una primavera ESPECTACULAR. Estaremos ahí, va a ser una primavera fructifera para los amantes de la naturaleza, aprovechemos para disfrutarla. SALUDOS.
Hola Nestor:
Gracias por tus comentarios. Con relación a tu opinión indicarte que el invierno ha sido anormal por una sencilla razón. El clima de Petrer en invierno es frío y seco (sólo hay que remitirse a los registros pluviométricos de los meses de enero y febrero de los últimos 20 años). Sin embargo enero fue húmedo pero no frío. A qué se ha debido? Lo indico en el artículo, el anticiclón de las Azores se ha localizado en latitudes altas, lo que ha propiciado la entrada de frentes (uno detrás de otro) por el golfo de Cadiz y de ellos hemos recibido abundantes lluvias. Lo normal es que en invierno y verano el anticiclón de las Azores se sitúe geográficamente frente a las costas de Portugal y en primavera y otoño ascienda de latitud. Por eso, normalmente, las lluvias más abundantes se producen en esa época del año.