Cada año con más aceptación, los jóvenes volvieron a protagonizar la subasta de regalos para San Blas, la mayoría de ellos compuestos por bebida y comida, de las que se daba buena cuenta en el mismo momento. Esta tradicional puja ha ido haciéndose cada vez más popular y hoy es una de las notas de más color de las fiestas sajeñas.