Sin ella la Nochevieja no sería lo mismo. La uva es una de las estrellas de la mesa en los días de Navidad. No en vano, durante estas fechas se consume cerca del 4% de la producción de todo el año, un millón y medio de kilos, según estima el director técnico del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (D.O.) de la Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó, Luis González, cifra que esperan mantener este año. González apunta que en las fiestas se toma mucho la uva como postre e, incluso, se utiliza de adorno para los centros de mesa, además de las típicas que acompañan a las 12 campanadas de Fin de Año. Una tradición española que comenzó en 1909 cuando, tras una cosecha espléndida, los agricultores decidieron ir a la Puerta del Sol y comerse 12 uvas al entrar en el nuevo año con el fin de que les trajeran suerte, y deshacerse de esta manera de los grandes excedentes. Y entre todas las uvas, la reina es la del valle del Vinalopó, seña de identidad de la comarca y “única en el mundo”, como recalca el representante de la Denominación de Origen.
Y es que ninguna otra uva madura en una bolsa de papel, como lo hace en estos campos. Esta maduración se consigue gracias a esta técnica de envolverlas con un papel especial, que se realiza a partir del mes de junio, cuando la uva tiene aún el tamaño de granos de pimienta; una técnica que es posible gracias al microclima de la zona, donde no suele llover varios días seguidos, lo que favorece que la humedad no estropee la uva dentro de la bolsa. Con este procedimiento se logra mejorar el color de la uva, uniforme en toda su superficie, “mientras que de otra forma, por donde le da el sol al racimo queda más amarillenta y hasta marrón”, señala González. Asimismo, entre otras ventajas se encuentran la de retrasar un mes la maduración, hasta últimos de diciembre, por lo que la uva llega a Navidad sin ningún tipo de aditivo; que la piel, al estar tapada, no es tan gruesa y es más agradable de comer; y que al estar embolsada se evitan los tratamientos fitosanitarios de la fruta, con lo que es más saludable.
Para obtener el ‘sello’ de la Denominación de Origen del Vinalopó, esta uva tiene que cumplir con sus exigentes controles, y sólo lo logra la de categoría extra o primera, afirma González. Una uva ‘de marca’ que por su exquisitez abarca el 40% del consumo total al principio de la campaña, en septiembre, y va aumentando su nicho de mercado hasta copar el 85% en diciembre. “Esto es principalmente porque al poder retrasar su maduración, a estas alturas de año es una de las pocas uvas que sigue en el mercado en perfectas condiciones”, explica el director de la D.O.
Esta calidad “superior” es lo que paga el consumidor, por lo que, como indica González, la uva con Denominación de Origen del Vinalopó se vende “algo más cara” que otras clases. Así, su precio ronda los 2 euros el kilo y, conforme se acerque Nochevieja, puede llegar a incrementarse hasta los 3 euros o más, según aseguran Alicia y Jose, veteranos fruteros alicantinos, aunque matizan que puede variar bastante. De todos modos, hay otras uvas que están más caras, como la italiana, a 2,40 euros el kilo.
En el otro extremo, lo que recibe el agricultor del Vinalopó son entre 1,20 y 1,30 euros por kilo, según González, aunque especificó que en el Consejo sólo saben el precio que se paga en el campo, por recolectar la uva, arreglarla y meterla en sus cajas especiales, puesto que la función principal de la D.O. –formada por 44 comerciantes y unos 650 viticultores- es la de controlar la calidad del fruto y su promoción. Aclaró que, una vez que se distribuye en los ‘mercas’ (Mercalicante, Mercamadrid…) donde la compran los fruteros, o las grandes superficies la adquieren de los comerciantes, el margen económico que hay no está establecido, al ser un producto perecedero.
Nubarrones al inicio de campaña
Las expectativas de producción para este año eran halagüeñas, de unos 41 millones de kilos, aproximadamente. Sin embargo, las fuertes y continuadas lluvias de principios de octubre aguaron estas previsiones, ya que hicieron perder cerca de un 35% de la variedad más temprana, la Ideal, con lo que en el Consejo Regulador ya cuentan con restar entre 6 y 7 millones a esta cifra inicial. No obstante, González se muestra optimista con los resultados de la segunda variedad, la Aledo, que abarca desde mediados de noviembre hasta el final de la campaña, los últimos días de diciembre. “Al contrario que a la Ideal, a ésta las lluvias le afectaron muy poco, tiene calidad y aguante y se está comportando muy bien en los mercados”, aseveró, y apostilló que, además, hay que tener en cuenta que de estas estimaciones, sólo un tercio suele cumplir las exigencias para contar con el distintivo de la Denominación de Origen. Pero esta producción no se limita al territorio nacional, ya que se exporta cerca de un 25% al extranjero a países como Alemania o Francia.
Así, será en enero, al finalizar la campaña, cuando el Consejo Regulador haga balance de toda la temporada. Y a partir de febrero comenzará a trabajar en la de 2010, para que la uva del Vinalopó vuelva a reinar con más esplendor.
Agradable coincidencia la vivida hace un instante, por un lado el «SABROSO» reportaje que acabo de leer y por otro, el regalo navideño que un buen amigo de NOVELDA me acaba de hacer…..
Hete ahí que sobre mi mesa de trabajo tengo, flamante y apetitosa, una pequeña caja, de esas de madera «finica», repleta de brillantes racimos de uva ALEDO, tal como tu la describes…las mejores del mercado.
Así es la vida de curiosa…cosas sencillas llenas de encanto.
FELIZ NAVIDAD.