El investigador local Bonifacio Navarro Poveda, tras el artículo que firmó en Festa 2010 y la otra mirada a la época que realizó en este diario, presenta ahora un tercer capítulo sobre los años 60, centrado, como el resto, tanto en describir la vida social como la vida política, tanto el deporte como la educación y la cultura, que vivían momentos de cambio, de incipiente apertura, como en el resto del país…

La falange y el Frente de Juventudes

Durante los primeros años de la década de los sesenta las cartas, los informes y en general todos los documentos oficiales, finalizaban con la frase “Por la Revolución Nacional Sindicalista» y era frecuente el uso de la palabra “camarada” al dirigirse a otra persona que ocupaba un cargo en el régimen. Cuando se desarrolló en otro apartado el tema de los concejales, quedó patente que la totalidad de los componentes de la corporación municipal de 1960 y 1963 estaban afiliados a la Falange Tradicionalista y de las JONS. Ahora bien, si el ayuntamiento era un feudo de la Falange en la década de los sesenta, era en el Sindicato donde el control fue absoluto y más prolongado. Una Ley de septiembre de 1939 había donado a la Falange Española “… los bienes de los antiguos sindicatos marxistas y anarquistas…”; se trataba del patrimonio que las organizaciones sindicales habían reunido durante décadas con la aportación de las cuotas de sus afiliados. El franquismo implantó la Ley de Unidad Sindical en 1940 creando un sindicalismo de nuevo tipo que convertía a obreros y patronos en miembros de una gran comunidad de productores bajo el mando de la Falange, así como el control de una extensa obra asistencial y educativa dependiente de la Organización Sindical con un extenso aparato de propaganda y miles de jefaturas del Movimiento, además del encuadramiento juvenil a través del Frente de Juventudes.

El Frente de Juventudes fue creado en 1940 como una sección de falange. Las funciones que tenía encomendadas fueron la educación política, física y cultural de sus afiliados pretendiendo crear una base para la futura militancia en el partido único siendo un instrumento de adoctrinamiento de las consignas políticas del Movimiento. La influencia mayor se realiza a través del deporte y los campamentos, ya que permitía a muchos jóvenes de procedencia “humilde” conocer el mar y entrar en contacto con la naturaleza. Será en estos ámbitos donde la socialización política de la Falange se proyectará sobre la formación de los jóvenes. El deporte, la lectura. Todo va a estar en función de la aceptación del régimen y la necesidad de aceptar el legado de José Antonio.

En el Frente de Juventudes no entran las chicas en la organización ya que Pilar Primo de Rivera presionaba para lograr su encuadramiento en la Sección Femenina. Quedaban fuera de la organización los mayores de 21 años, para este sector adulto se fundará en el año 1960 la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, siendo su primer presidente Manuel Cantarero del Castillo, personaje destacado dentro de las familias falangistas por sus posiciones críticas con el franquismo.

La Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes se constituyó en Petrer en el año 1961, siendo su Secretario D. José Luis Torres Andreu. Además de las obligadas concentraciones provinciales, la organización celebraba ciclos de conferencias acerca de la doctrina de José Antonio, fundador de la Falange y de la traición a sus ideas: Bueno Ferrer presidente provincial en una conferencia en Petrer en el año 1962 remarcaba que “… el frente principal en que iban a pelear era el capitalismo: Porque no hay derecho a que los bancos se lleven la mitad de la renta nacional…” Con referencia a los convenios colectivos declaraba “… Hay que levantar las masas antes que lleguen los que con mala fe quieren desde las cortinas moverlas. Es lo que aún espera José Antonio de nosotros” en el local del Cine Pax – situado enfrente de los jardines de las escuelas de Primo de Rivera-. Sobre el “gamberrismo” que ya existía, disertó en el mismo lugar el Dr. Luis Rivera de Alicante. Muchos de sus actos precedidos por la celebración de una misa en la ermita de San Bonifacio. José Luis Torres declaraba en la revista El Villa en 1962 que “… La Agrupación es la vanguardia de la juventud falangista y está dispuesta a mantener los principio sociales de nuestra doctrina. (…) Las actividades interiores elevan el sentido de camaradería aunque topamos con intereses de grupo que, aunque no se crea, todavía existen en Petrer”. En el año 1963, con motivo del II año de su constitución, después de la misa se trasladan a la Jefatura Local situada en la Avda. de la Explanada, donde José Mª Martínez Bernicola habló sobre la “Revolución Nacional Sindicalista y la Revolución Pendiente”, posteriormente en la comida de hermandad los embajadores de las Fiestas de Moros y Cristianos ofrecieron a los reunidos un adelanto de la embajada que les servirá, además, como ensayo. La Agrupación contaba con cerca de cincuenta afiliados y su Presidente D. Rogelio Tordera Vidal, hermano de la principal responsable de la Sección Femenina en Petrer, intentó en dos ocasiones acceder al cargo de concejal aunque no obtuvo los apoyos necesarios.

La sección femenina de la Falange

La Sección Femenina fue creada en 1939 con la finalidad de formar a las mujeres a la antigua usanza, como mujeres sacrificadas y obedientes al varón, siendo la formación religiosa y la preparación para las tareas del hogar sus objetivos fundamentales. En los años sesenta, el Estado necesitó incrementar la población femenina en el ámbito laboral dada la demanda de trabajadores para lo cual aprobó una nueva legislación sobre los derechos políticos, profesionales y laborales de la mujer. Bajo el franquismo la mujer dependía completamente del marido, ni siquiera podía abrir una cuenta bancaria a su nombre sin la autorización de su esposo. Salvo situación de viudedad, la ley consideraba a la mujer como menor de edad, subordinada al marido a la hora de acceder a la propiedad. La Ley de 1942 implantaba la obligatoriedad de abandono del trabajo por parte de la mujer cuando contraía matrimonio. El llamado Servicio Social era obligatorio para las mujeres solteras o viudas sin hijos que fueran menores de 35 años, su duración era de seis meses y las sesiones se componían de una parte teórica o de adoctrinamiento, una segunda de tareas del hogar, costura, clases de cocina, y por último, la asistencial en centros de salud o beneficencia. Para la mujer, era imprescindible haber realizado el Servicio Social para tomar parte en oposiciones o concursos, para la obtención del pasaporte, carné de conducir, licencia de caza o pesca. Con el paso de los años el Servicio Social se redujo fundamentalmente a la instrucción en las tareas del hogar como buenas amas de casa o a la creación de grupos de coros y danzas.

Manuela Tordera Vidal, más conocida por “Dª Manolita”, fue la Delegada Local de la Sección Femenina de Falange encargada de impartir los cursos de Servicio Social en Petrer desde el año 1960. En una entrevista publicada por la revista de la OJE “El Villa”, nº 27-28 del año 1962, declaraba que tenía durante ese año 22 alumnas de 14 a 18 años: “se estudia la religión católica de lo cual se encarga el Cura Párroco”. En el político se estudia la doctrina de José Antonio y en lo social se enseña todo lo necesario para poder hacerse cargo de una casa: corte y confección, cocina, puericultura.

La Organización Juvenil Española, OJE

La juventud fue un sector que el régimen siempre quiso encuadrar en sus filas. Los cambios de la sociedad a finales de los cincuenta hacían incompatible un Frente de Juventudes fuertemente ideologizado y militarizado con la doctrina falangista, con los nuevos tiempos de apertura económica y apariencia reformista del régimen. Gran parte de la juventud miraba con recelo una organización juvenil tan cerrada y adoctrinada; para adaptar la organización a los nuevos tiempos en año 1961 se creó la Delegación Nacional de Juventudes que se hacía cargo de la continuidad del Frente de Juventudes que era sustituido por la Organización Juvenil Española OJE. Sus objetivos iban dirigidos a la prestación de servicios a los jóvenes especialmente en el tiempo libre. La OJE contaba con una importante red de albergues y campamentos y combinaba el deporte y los juegos de hogar de hogar con un enfoque político “en orden al mayor servicio de la patria”, ocupando el vacío de asociaciones juveniles y tutelando así el ocio y la actividad asociativa de los jóvenes (Franq. cultura. Pág. 287).