El Semanario comarcal NUEVO CIUDAD VINALOPO: Una experiencia progresista de los tiempos en que Franco agonizaba

*Nota: este artículo fue publicado originalmente en Alborada Otoño-Invierno nº 35 de 1988.

En la primavera de 1974 no habían todavía nostálgicos de la Dictadura, en El Pardo habitaba Franco, en el Ayuntamiento de Elda mandaba Porta y en la cárcel de Murcia Fernando Belmonte mantenía el tipo cumpliendo condena por propaganda ilegal a base de ingentes cantidades de limón.

En el aire se sentía el olor de los claveles de Portugal defenestrando dictaduras, que en el 25 de abril llenaron de flores rojas los fusiles. Desde Madrid se oía aún el ruido que hizo el Almirante Carrero cuando fue enviado a los cielos por los otrora muy aplaudidos «primos de Bilbao».

Aquí cerca, en la Tafalera, se creaba una de las primeras asociaciones de vecinos del Estado Español y por la comarca aparecían pintadas y panfletos de cuando en cuando. La Crisis del Calzado y la Llamada Reestructuración eran las dos caras de una moneda llamada el inicio de los cierres de empresas.

Con este panorama ambiental el 14 de mayo de 1974 surge en la comarca el «Semanario Informativo de Elda-Monóvar Petrer-Sax» «NUEVO-CIUDAD – VINALOPO». 34 números de 12 a 16 apretadas páginas según los casos consiguieron ver la luz: una verdadera aventura.

La cobertura legal la daba el semanario CIUDAD de Alcoy que prestó cabecera y director al proyecto de los pueblos zapateros.

Las primeras luchas de los vecinos por conseguir mejoras para sus barrios quedarán reflejadas en las páginas del semanario.

Los impulsores
Un grupo de personas de Petrer y Elda impulsaron el Semanario y formaron una especie de sociedad en la que cada uno aportó una cantidad que serviría de capital inicial. Había que mantenerse después con la publicidad y las ventas. Ese momento no llegó, desgraciadamente, nunca.

La identidad del equipo promotor no se hizo pública en aquella época. El más relevante de los impulsores fue Juan Ramón Montesinos, ciudadano de Petrer y, en esa época, elemento clave en el equipo dirigente,de la FICIA. Junto a él Enrique Navarro, joven empresario que acabaría siendo Alcalde de Petrer en la transición política que ya se vislumbraba. De Elda, Paco Juan, otro joven empresario progresista vinculado a los activos y altruistas grupos teatrales de aquellas fechas.

Junto a ellos algunas personas más colaboraron económicamente a poner en marcha un proyecto tan cargado de ilusiones como de imprevisiones y, a la postre, de difíciles resultados como suele suceder en las aventuras periodísticas.

La redacción
A pesar de figurar Rafael Coloma, como director en la cabecera del periódico, el único director que tuvo NUEVO CIUDAD – VINALOPO fue Francisco Rodríguez Martín. Periodista de punta en aquellas fechas en la redacción de «Información» en Elx, aún sentía temblor cuando recordaba el cerrojazo de la Administración franquista a su gran aventura periodística en el alicantino PRIMERA PAGINA, que, para resumir, venía a ser el diario MADRID al nivel de Alicante de los años 60.

NUEVO CIUDAD no quiso ignorar a los corresponsales locales de la prensa diaria. Mariano Soriano, de Información, firmaría artículos escuetos con el seudónimo de Andrés Terán y Mira Candel de La Verdad con el de Fabian de Corza. En las postrimerías del semanario se fichó en Alicante a Blas de Peñas para llevar la publicidad y conseguir así una solución a la crisis económica que poco a poco hundía el semanario. Blas no consiguió salvar la economía de Nuevo Ciudad pero sí iniciar una etapa periodística de su vida que acabaría llevándolo años después a la cima del periodismo de la comarca.

Los no profesionales fueron más y escribieron bastantes más páginas. Sin cobrar un duro fueron quienes más ajo y pimienta proporcionaron al semanario. A los plenos municipales de Petrer comenzó a asistir un único e insólito asistente, Héctor Navarro. Se convertía así en el primer corresponsal de prensa, más o menos estable, de la historia de Petrer. Pudo quedar reflejado para la posteridad los comienzos del movimiento cultural y nacionalista del «poble germá de Petrer» con reportajes tan cautivadores como el dedicado a la actuación de OVIDI MONTLLOR en la famosa sala de baile «CHIQUI». Y, como no podía ser menos, las denuncias de la situación degradada de zonas urbanas como las Cuevas del Río que levantarían ampollas en los propietarios de los hermosos chalets vecinos. A partir de ahí, Héctor no caería muy bien a Torres Andreu, flamante concejal de Relaciones Públicas del Ayuntamiento de Petrer. Mánez, con su cámara fotográfica, rivalizaba con Carlson, emulando a Petrer con Elda. Alberto Ibáñez, el conocido dibujante llenó las páginas de Vinalopó con su irónico humor y Andreu y Alventosa hacían Deportes que, como siempre, es de lo más sano e inocente.

En Elda escribieron muchos colaboradores, desde el ingeniero José Ramón Navarro hasta el cinéfilo Alberto Beltrán. Pero a pesar de las colaboraciones y de los corresponsales de la prensa diaria, la cosa no funcionaba pues éstos escribían para quien les daba de comer y «Vinalopó» no podía más que pagar para tomar café. La responsabilidad de la información municipal eldense acabó siendo cubierta por Cándido Amat, funcionario municipal, lo que dio más cobertura a la información de la capital de la comarca. Otros voluntarios se incorporaron poco a poco a la aventura. El firmante de estas líneas se paseaba por los barrios y por los pasillos del «Vertical» metiendo la nariz donde no le llamaban. Ya entonces se hablaba de la Reestructuración del calzado. ¡Ay ironía! El presidente de la U.T.T. (Unión de Trabajadores y Técnicos) del Vertical, Andreu, se quejaba de que no le informaban del tema. 15 años después se ha demostrado que la reestructuración del calzado se ha consumado sin que nadie supiera nada. ¡Y de qué manera!

Asociaciones de Vecinos nacientes en barrios inhabitables. La crónica del final de la época en que entre otras cosas, se podían construir monstruosos edificios de gran altura absolutamente ilegales pero con licencia de obra municipal «legal». Era el final de la era Porta.

En Sax, mientras tanto, un grupo de intrépidos sajeños hacia la guerra por su cuenta. Se ofrecieron a ser corresponsales de prensa de «Vinalopó» y a fe mía que lo hicieron muy bien. Ramón Congost, Josefina Barceló, Juan Fernando Guillen, Rafa Deltell, entre otros, clavaron sus púas en el pueblo de las persianas con artículos y valientes denuncias que les costaron más de un disgusto pero que consiguieron que el semanario- iaquí sí!- tuviese en Sax el éxito de público y venta que no alcanzó desgraciadamente en los pueblos vecinos. A pesar de ello hubo quien (Rafa Deltell) se cansó de la tibieza, según él, del semanario y colgó la sotana antes de terminar la misa. En Monover, Vinalopó pasó de las crónicas oficialistas de Amaro Rico a las vanguardistas del Equip de Jocs de Pallisa, pasando por las de Crespo. Oficialismo y vanguardismo cultural nacionalista dándose la mano.

La presencia de Petrer en el semanario destacaba en ocasiones sobre los demás pueblos. El despliegue informativo con motivo de la actuación de Ovidi Montllor es una prueba de ello.

El impacto producido
NUEVO CIUDAD- VINALOPO no tuvo la aceptación popular esperada, excepto en Sax. Las ventas no respondieron y la publicidad no era suficiente aunque no era tampoco escasa, normalmente un 25% de la paginación. El módico precio del ejemplar, 10 pesetas, y el buen número de suscriptores que con su confianza en el proyecto le dieron un buen impulso, no fueron tampoco elementos suficientes para el triunfo. Ni, tampoco, los esfuerzos por llevar el semanario personalmente a los quioscos para mejorar el reparto o el salir varios equipos de gente joven a vocear por los mercados las excelencias del semanario VINALOPO a voz en grito: ¡Ha salido Vinalopó! ¡Ha salido Vinalopó! ¡El semanario independiente!

Los redactores y promotores veían cómo se desvanecía un semanario «con contenido» y que, sin embargo, la competencia nunca nombrada (léase Valle de Elda) se mantenía año tras año.

Pero el impacto se produjo a otros niveles: VINALOPO fue pionero en el tratamiento de temas laborales (despidos y cierre parcial de Pedro García, cierre de Aldarias, la Reestructuración del calzado, entre otros) dando cabida a la opiniones de los trabajadores y trabajadoras. Fue igualmente pionero en hacer un periodismo incisivo en Petrer y Sax, incluso en Monóvar. Los Alcaldes y concejales con mando esperaban la salida de cada número atentos al palo que le iba a caer. En cada número se incluyeron informes sobre las condiciones de vida en los barrios, la falta de zonas verdes o la polémica sobre los contestados Festivales de Opera. El humor frecuentaba el semanario y la última página era siempre un «collage» de chistes, chicas bonitas fotografiadas por Carlson e ironías diversas sobre la cruda realidad.

A favor de los promotores contó que los límites informativos a la libertad de expresión nunca vinieron dentro del semanario salvó quizás el asunto de Sax-. Las malas lenguas que llamaban al semanario el «FICIATREL» por el peso específico de Petrer y de personas de FICIA, tenían algo de razón en mi opinión, pero la libertad informativa, me consta, fue muy amplia.

Portada del último número que salió a la calle el 28 de diciembre de 1974. NUEVO CIUDAD-VINALOPO se despedía con un par de inocentadas.

Los restos del naufragio
El 28 de diciembre de 1974 salía a la calle el último número de VINALOPO. Era el día de los inocentes y había que hacer alguna inocentada: «PORTA SE FUE» y la «FICIA CERRO». Pero Porta seguiría aún unos meses más en su puesto y la FICIA ha seguido bastantes años más abierta (y esperemos que siga otros tantos). El que se iba para no volver era VINALOPO. La vaca no daba para más, las deudas subían sin parar y hubo que despedirse. El editorial de despedida combinaba verdades y mentiras piadosas. «Utilidad de Vinalopó» «ilusiones y voluntarismo a raudales» era bien cierto. «Gran aceptación no prevista» «volveremos con más calidad» eran frases complacientes dirigidas a los centenares de suscriptores que con su pequeña colaboración económica dieron unos meses de vida a VINALOPO.

En esas fechas llegó la concesión de la cabecera. No se llegarían a pagar las tasas: había otras deudas a las que hacer frente. Algún promotor tuvo que rascarse el bolsillo. Atrás quedó la ilusión, el idealismo y la necesidad de hablar en voz alta. Atrás quedaron aquellas noches de los martes en que un grupo de redactores se juntaban en la calle María Guerrero, número 7, y máquinas de escribir en ristre junto a una botella de coñac y otra de whisky, hacían realidad un proyecto que mereció la pena.

One thought on “El Semanario comarcal NUEVO CIUDAD VINALOPO: Una experiencia progresista de los tiempos en que Franco agonizaba”

  1. «El firmante de estas líneas se paseaba por los barrios y por los pasillos del “Vertical” metiendo la nariz donde no le llamaban.»

    Buen trabajo de Manolo Juan, qué, quién lo diría, hoy es el actual Director General de Suma-Gestión tributaria.

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