Toma la calle

Dice José Luis Sanpedro, refiriéndose al sistema político y económico actual, en una entrevista dentro del movimiento del 15-M: “Este sistema está disgregado ya y corrompido y está realmente en desmantelamiento. ¿Qué va a cambiar? Eso es imposible de evitar por parte de los que quieran evitarlo”.

Al escuchar esta entrevista y oír esa aseveración tan fuerte me hace plantearme varios temas y empiezo a dar absoluta credibilidad a ese pensador de 94 años.

Ha llegado a un punto la concentración del poder que otorga el capital en tan pocas manos, y éstos demuestran  una tal falta de respeto al medio ambiente, a las enfermedades, al hambre, a cualquier cosa que no sea aumentar su capital, que les ocurre como leí en alguna parte, “a los sedientos que beben agua salada,  que cuanto más beben, más sed tienen”.

Es tanto el  “radical” desprecio que tienen hacia la humanidad, que una vez adueñados totalmente del Tercer Mundo y condenar a sus habitantes a la más triste miseria, sedientos insaciables, pasan a la acción de adueñarse de los países llamados del bienestar y esclavizar a sus habitantes.  Del cómo han tendido la trampa ya se sabe, hipotecándonos de por vida y, a través de las deudas, tratarnos como  los malvados proxenetas (chulos) tratan a esas mujeres que con engaños de un mundo mejor sacan de sus países de origen y se convierten en sus dueños, “me debes tanto (de la hipoteca del viaje, que nunca se llega a amortizar) y te obligo a lo que me da la gana para que me pagues”.

Es difícil explicar lo que pienso en pocas palabras, pero creo,  en definitiva, que la sociedad en general está atrapada y lógicamente ocurre lo que cuando se acorrala a un gato, se convierte en fiero por muy manso que haya sido, y esta fiereza pretenderán los amos que se trasforme en violenta para reprimir a su antojo, pero he ahí la grandeza de este movimiento, que esta ferocidad se ha trasformado  en “una energía de dignidad”, como dice Eduardo Galeano, y así, pacíficamente, seguiremos avanzando y no habrá marcha atrás.

Hasta ahora, el capitalismo estaba humanizado en las “socialdemocracias”  pero hoy (al pensar que no existe alternativa) se ha  “radicalizado”,  han inventando enemigos como Irak (por su petróleo),  enfermedades como la gripe A (por la industria farmacéutica), rehundiendo países bajo la excusa de rescatarlos ( en el club Bilderbeg, los máximos banqueros de Europa, “exigen” a los Gobiernos un nuevo paquete de ayuda a Grecia que no dañe sus inversiones en deuda griega), y así podríamos seguir.

Y ante esto, nuestros políticos nos han dicho que hay que obedecer a los mercados, que tenemos que ser más competitivos, que tenemos que trabajar más años, que hay que cobrar menos, que  hay que privatizar lo público (sanidad, enseñanza, loterías…), que hay que pasar “el negociete” a manos privadas, que a los ricos no se les pueden poner impuestos pues si se hace “no invierten”,  que no pasa nada que ya estamos saliendo de la crisis.

La pregunta es: ¿de la crisis o de la estafa? Y la contestación es a base de más preguntas,  ¿por qué no se  atacan a los paraísos fiscales?, ¿por qué no se ataja la corrupción?, ¿por qué la subvencionada banca eleva sus beneficios y por otro lado aumenta a pasos galopantes la pobreza? …

Por eso, por el incierto futuro de la juventud y por muchísimas cosas más, este joven movimiento no puede parar, y desde aquí deseo que la próxima manifestación comarcal del Domingo 19 sea un éxito, tanto de participación como de imaginación para demostrar que, refiriéndonos a  Stephane Hessel, con la  “insurrección pacífica” constante rozaremos la utopía.

Este movimiento se puede poner a “ralentí” pero, aunque  quieran,  no tiene marcha atrás.

Hasta el próximo Domingo, nos vemos.

 

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