Antonio Bernabé, «el Nano», implicado durante toda su vida en distintas colectivos políticos, sociales y ligadas al activismo, tiene poco de ingenuo, por eso ha querido llamar «cuento» a este escrito y titularlo como «sueños de un iluso», del que hoy publicamos la primera parte de un total de cinco. Antonio se describe como un «iluso», pero si te pones a pensarlo, si buscas la esencia y piensas que el mundo lo hemos creado nosotros, al final mucha gente se pregunta otra cosa: «¿y por qué no?».
En España hay trabajo para todos:
¿Cuántas personas harían falta para reciclar todos los residuos sólidos y líquidos (basuras)? Para limpiar todos los montes y repoblarlos allí donde hiciese falta y para construir instalaciones forestales que eviten la erosión, ¿a cuántos obreros/as se podría dar empleo? Y para limpiar el cauce de los ríos y hacer depuradoras para que todas las aguas residuales se viertan limpias y se puedan reutilizar, ¿empezarían ya a faltar parados?
Si se construyeran los hospitales, las escuelas y los centros sociales que hacen falta y además diésemos asistencia a todas las personas que por diferentes circunstancias lo necesitan (deficientes, ancianos, enfermos crónicos, etc.), creo que ya habría que tirar mano de la inmigración. ¿Y si dotamos al país de medios de desplazamientos colectivos que sean más eficaces y baratos que el propio coche, con lo que además evitaríamos muchísimos vertidos de CO2 a la atmósfera? Si todo esto, con nuestra voluntad y compromiso, fuese convertido en prioridad…¡Ya podrían cerrar las fábricas de minas anti-personas que existen en España y recolocar a los trabajadores!
Si además hiciéramos todo eso que a ti se te ocurre en beneficio de todo el mundo, ¿a que nos tendríamos que organizar muy bien y darnos bastante tiempo para poder atenderlo todo?
¿A que hay trabajo para todos? Entonces, ¿qué falta? Falta, claro, dinero. Me encontrarán aquí mañana soñando de dónde sacarlo para financiar todos estos objetivos.