El que suscribe, al igual que todos ustedes, está más que harto de rescatar, mientras a las PYMES nadie las rescata. No sólo esto sino que, según el Banco Mundial y su informe Doing Business 2013, crear una empresa en España es más difícil que hacerlo en Albania, Tanzania, Yemen, Kenia, Kosovo, Burundi, Marruecos, Nepal, Ruanda, Tanzania e incluso Afganistán o Zambia ¡todo un récord!

A todo ello hemos de sumarle que, salvo por Grecia, somos el estado miembro de la UE donde las PYMES pagan el coste financiero más alto. Si no es suficiente, debemos añadir que, en 2010, nuestro sistema financiero se “tragó” 87.145 millones de euros, es decir, el 8’20% del PIB y el 99’59% de las ayudas anticrisis de ese ejercicio. Dicho de otro modo, la media durante ese año, desvela que cada español ha aportado de su bolsillo 1.848€. Por favor, no nos extrañemos cuando miremos las cifras del paro, no nos extrañemos cuando alguien no pueda pagar su hipoteca y lo desahucien ó, por desgracia, decida suicidarse, sabe que nadie lo va a “rescatar”.

Nuestro Gobierno (el de aquí, el valenciano) está preparando un impuesto que supondrá un aumento del coste de las tarifas eléctricas y al que llamará “peaje de acceso, que da derecho a consumir energía”; imaginación no les falta, desde luego, a quienes no solamente acaparan hasta el último euro disponible en el sistema financiero, sino que siguen preocupándose de que, cada vez, cueste más y más crear, montar y mantener una empresa.

Nuestro otro Gobierno (el de España), acaba de sacar una batería de obligaciones para los empresarios, que viene a coronar la subida del IVA que, aunque el gobierno dice que se está recaudando más, lo que no nos dice es que el número de aplazamientos para el pago ha subido de forma alarmante, por lo que la recaudación efectiva está disminuyendo o condenada a disminuir en muy corto plazo de tiempo.   Como decía, la corona de este despropósito es un sin fin de nuevas normas que llevan grapadas ingentes cantidades de sanciones, donde en absoluto hará falta ser defraudador para recibir monstruosas reclamaciones que le costarán la vida a muchas pequeñas y medianas empresas también.

Es evidente que la lucha contra el fraude es necesaria, y que el incremento de la recaudación es igualmente necesario pero, señores, no quemen ustedes el granero para calentarnos un poco en la desesperación de su ignorancia porque, por la mañana, moriremos todos de hambre. Cuando la propia Agencia Tributaria tiene constantes problemas para mantener activo su sistema de recepción telemática de declaraciones, imponen sanciones a las empresas que, teniendo la obligación de presentarlas por esa vía, lo hacen en soporte de papel.    ¿Esto es lucha contra el fraude? no señores, esto es recaudación pura y dura; saqueando los bolsillos de los pocos contribuyentes que van quedando activos. ¿Por qué no elevan ustedes la tributación efectiva de grandes sociedades que, como ya he dicho en otras ocasiones, están pagando solo una media del 3% en el Impuesto sobre Sociedades?

Todo esto y en este momento, son medidas que van a luchar, pero no contra el fraude, sino a su favor. Lo que percibe el pequeño empresario y el ciudadano es que mientras él paga impuestos, las grandes fortunas no tributan casi porque lo hacen al 3% ó al 1% si es una SICAV; pero, aún así, hacen dinero negro y, encima, ahora se les brinda una amnistía fiscal para que puedan blanquear el sacrificio de los que hemos estado pagando estos años.

En fin, señores, la política fiscal de nuestros gobernantes me recuerda más al saqueo de las provincias por el imperio Romano, inmerso ya en plena decadencia, que le llevó a su propia destrucción. Nuestros gobernantes se han olvidado de la obligación que tienen de generar un ambiente propicio para la inversión, el autoempleo y la seguridad jurídica, conceptos que han obviado por completo.

Por Cristóbal Navarro, presidente de Cepyme Alicante.