Nos atiborraron a datos macro económicos, para decirnos que se había superado la crisis, que ya no pasaba nada y que las múltiples medidas tomadas habían hecho su efecto. Todo falso, ni las medidas eran eficaces, ni la coyuntura nos está dando ninguna tregua.
Era muy fácil elevar la tributación de la clase media y recaudar más y más, para alimentar una obsoleta e ineficaz maquinaria administrativa, e intentar pagar una deuda que nuestros gobernantes han convertido en impagable, como consecuencia de no importarles el déficit generado y acumulado, año tras año. Estos personajes de tebeo, que nos han gobernado y lo que es peor, que aún nos gobiernan, comenzando por el inefable Zapatero y continuando con el estafermo de Rajoy, han demostrado haber ido al mismo colegio.
En nuestro entorno, nos encontramos con algunas curiosidades, en Suecia se instaura el dinero gratis, con los tipos de interés al 0%, no mucho más lejos del 0’05 que mantiene el BCE, para luchar contra la deflación, gracias a este tipo de medidas, economías como la Alemana o la Francesa evitaron la recesión con porcentajes muy bajos del 0,1 % y del 0,3% respectivamente y aunque algo de dinero puede fluir desde el desbloqueo bancario, resulta que ahora el miedo se ha instalado entre los ciudadanos, en nuestro país, y los que necesitan un préstamo, no están entre los objetivos de la banca y los que podrían solicitar un crédito no quieren, porque después hay que devolverlo y para que vamos a consumir hoy si posiblemente mañana estará más barato, principio básico de la deflación.
Dentro de nuestras fronteras, se ha instalado la incertidumbre, abrazada al desconcierto que supone cada día ver un nuevo y masivo caso de corrupción que afecta a todos los estamentos, a todas las actividades económicas, a todos los partidos políticos y a todas las administraciones publicas. No puede volver la confianza al consumidor, con unos niveles de corrupción como los que se han desatado en nuestro país, es imposible trasladar optimismo a nadie, cuando un 50 % de nuestros jóvenes siguen sin encontrar empleo y ahora comenzamos a ver que nuestros problemas no son coyunturales sino estructurales, pero tampoco nuestros gobernantes se muestran capaces de hacer absolutamente nada que no sea justificar sus corruptelas y las de sus iguales.
Nuestra economía va haciendo un lamentable ping pong entre la estanflación y la deflación, siempre encubierta, porque nuestros gobiernos se han erigido como los mejores cocineros de datos de la historia y que ya incorporan hasta la prostitución, para incrementar el PIB anual y otras lindezas de quien no puede confesar la verdad. Aunque el sector turístico esté funcionando bien, a pesar de la pésima gestión del Ébola, y las exportaciones puedan haber crecido, todo esto no remplaza las caídas que han experimentado otros sectores como el industrial, la construcción, etc.
Ha desaparecido el gasto público en nada que no sea intentar pagar la deuda y sus intereses, y lógicamente cuando desaparece un operador que se calcula que puede mover hasta un 39 % de la economía del mercado interior, pues es obvio que las barreras están bastante definidas y no son fáciles de saltar. No podemos recaudar más, puesto que nuestro sistema fiscal ya se ha demostrado completamente ineficaz para incrementar la recaudación y ahora únicamente destruye a la clase social media cada vez más debilitada y a las PYMES supervivientes.
La economía española ha quedado en manos de insaciables oligopolios, que cada vez nos provocan un mayor desequilibrio económico, no nos permitirán crear empleo y la recuperación se torna cada vez más dificultosa, con un gobierno planeando elevar el tipo reducido del IVA del 10% al 21%, para terminar de dejar latente su incapacidad de afrontar nuestros problemas de forma racional.
La verdadera solución no podemos esperarla en el corto plazo porque nuestro problema ya todos deberíamos saber que no es coyuntural sino estructural, el paro que ha dejado la construcción no puede absorberlo, ni el turismo ni la industria, porque es mano de obra con una cualificación prácticamente nula, que está condenada a no poder trabajar indistintamente de cual sea su edad. Mientras, seguimos enviando a nuestros hijos, los mejores formados de la historia, al extranjero a que se busquen la vida, tributen y contribuyan al enriquecimiento de otros países y nosotros aquí seguimos planteándonos si podemos y debemos mantener políticas sociales que sigan atrayendo a la inmigración menos pudiente, mientras imponemos políticas fiscales que ahuyentan las rentas altas de los extranjeros residentes en España.
Si nuestros gobernantes no son capaces de afrontar con la valentía y honradez que se necesita en un momento extremo como este, que no nos hablen de recuperación, porque seguirá siendo falso, como hasta ahora lo ha sido.
Cristóbal Navarro, presidente CEPYME Alicante