“Otro año más igual”, “No tenemos suerte”, “No soy rico”…. estas son las frases que más se están oyendo en estas fechas. Cada 22 de diciembre, el Gordo de Navidad trae la felicidad a un pequeño porcentaje de la población, o eso es lo que creemos. ¿De verdad el dinero trae la felicidad?, seguro que ayuda pero, ¿podemos afirmarlo con rotundidad?
El dinero no siempre trae cosas buenas, y si no que se lo digan a la joven Callie Rogers, quien, pese a convertirse en millonaria a los 16 años, actualmente está en bancarrota y se arrepiente de lo sucedido. En su adolescencia fue la única poseedora de un premio de un millón y medio de euros, y como todo joven que se precie se gastó el dinero en lujosas marcas de ropa, caros regalos a su familia, vacaciones, fiestas… Pero llegó un momento en que no supo distinguir quién estaba con ella por cómo era o quién por dinero, y esto conllevó que pasara por varias depresiones e incluso se planteó el suicidio. Actualmente trabaja como criada para pagar todas las deudas surgidas por sus caprichos de “niña rica”.
¿No es suficiente este ejemplo?, tenemos el caso de Janite Lee, una amable señora que decidió compartir su dinero de forma altruista. La Universidad de Washington, los candidatos demócratas de aquella época (Al Gore o Bill Clinton entre otros) fueron algunos que se beneficiaron de la generosidad de esta mujer. Lamentablemente el dinero es limitado, incluso para aquellos que ganan la lotería y tras nueve años compartiendo, Janite Lee, se declaró en banca rota.
También hay sucesos algo más trágicos, como el que le ocurrió a Jeffrey Dampier, quién fue secuestrado y finalmente asesinado por dos miembros de su familia. El buen hombre, tras ganar 15 millones de euros, decidió comprar regalos lujosos a sus familiares más cercanos, pero parece ser que no todos estuvieron contentos y decidieron acabar con su vida con dos tiros en la cabeza.
Tan sólo tres ejemplos de las desgracias que puede traer el dinero inesperado. Deberíamos apreciar lo que tenemos y dejar de pensar que con más dinero seríamos más felices. El dinero ayuda pero no es imprescindible para ser feliz. Disfrutemos de lo que tenemos y a quiénes están a nuestro lado. ¡Felices Fiestas!
Yo lo siento pero todo eso son tonterías, si yo trincara toda esa pasta no os preocupéis por mí que estaré bien. Pero bien, bien, ¿eh?