Coca-Cola, un ejemplo a no seguir

El problema no es que no se tengan beneficios, ni que se encuentre amenazada la producción, nada de eso, es únicamente una cuestión logística encaminada a mejorar la productividad y para eso fría, pero alegremente se decide el cierre de cuatro fábricas, de numerosos despidos que afectan a centenares de familias y que contribuyen a la degradación de un territorio ya devastados por la crisis.

La marca COCA-COLA acaba de dar un ejemplo a no seguir de clara “irresponsabilidad”, es decir, de Irresponsabilidad Social Empresarial, cerrando una de las plantas más rentables de España, la de Alicante.

Como ya hemos visto en infinidad de ocasiones, en cuestión de empresas: “en el tamaño está la perversión”.  Mientras, los bancos rescatados anuncian millones de euros de beneficios después de destruir decenas de miles de empleos; mientras, las grandes organizaciones empresariales callan y miran hacia otra parte; y presenciamos un divorcio entre los intereses de las grandes compañías y las de los territorios que las acogen. La globalización les permite algo perverso y es que, para aumentar sus beneficios, trasladan sus fábricas a otros lugares del mundo, donde los derechos laborales no son los que aquí se defienden. De esta forma, con el tiempo, enviaremos a nuestros propios hijos a trabajar en sus empresas trasladadas a otros lugares donde las condiciones laborales y el desplazamiento provocará que vivan infinitamente peor que nosotros.

Por eso, cuando vemos que a las pequeñas empresas nos incrementan los costes de seguridad social, que nos recortan las poquísimas ventajas que pudiéramos tener y que, además, nos incrementan al 42 % el IRPF de administradores de pequeñas PYMES que estaban cotizando por su escala normal de renta, debemos indignarnos y debemos castigar a los que nos estrujan, a unos en las urnas cuando proceda y a otros a no consumir sus productos y servicios de forma inmediata.

Indudablemente llegará una nueva generación de consumidores socio-conscientes que provocará los ajustes que necesita el sistema, el problema es que llegará tarde y será la reacción a una degradación que nos habrá hecho sufrir con su insensibilidad.

Ahora será el reto de ciudadanos y empresarios comenzar a reclamar que la Responsabilidad Social Empresarial se cumpla no está simplemente en un manual, ni en los anuncios de felicidad artificial que nos proyectan.

Por Cristóbal Navarro, presidente de Cepyme Alicante

 

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